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El Gobierno cede al reclamo de la Iglesia y asigna más fondos a programas de contención

En los últimos días el Gobierno mostró su intención de recomponer la relación con la Iglesia, o profundizarla si no se habían cortado los lazos como se preocuparon por aclarar los funcionarios, en un contexto económico crítico y en el año electoral. Ante el riesgo de un aumento de la conflictividad, Mauricio Macri se propuso avanzar con un “diálogo constante” con la cúpula del Episcopado que incluirá mayor presupuesto para programas de contención social, luego de las cifras coincidentes en torno al aumento de la pobreza en las mediciones del INDEC y la UCA.

En rigor, se tratará de una suba para recuperar parte del fuerte recorte al Sedronar este año: a la secretaría le quedaron $1.292 millones, un 0,4% menos que en 2018 y una inflación de 47,6%. El financiamiento tanto de las Casas de Atención y Acompañamiento Comunitario (CAAC) como de las Comunidades Terapéuticas (CT) en barrios de alta vulnerabilidad quedaron congelados y con problemas de funcionamiento, lo que potenció el reclamo de la Iglesia en la última reunión con Marcos Peña. Pedido por el jefe de Gabinete, el encuentro de los funcionarios -asistió con Alfredo Abriani, secretario de Culto- con Oscar Ojea, Mario Poli y Carlos Malfa se extendió una hora y media mientras organizaciones sociales y sindicales intensificaban la protesta en las calles. Peña se comprometió a una mejora para esos hogares de asistencia en adicciones.

“Tenemos que estar en diálogo constante. Este es un año distinto, intenso, con campaña. Es preferible que no haya malos entendidos por trascendidos y más cara a cara”, dijo uno de los macristas que sigue de cerca la relación con la Iglesia, deteriorada con el tratamiento de la legalización del aborto en el Congreso y la distante relación entre Macri y el Papa Francisco. El Gobierno marcó que los contactos no se cortaron -Peña visitó a los obispos en octubre y el Presidente los recibió en diciembre-, aunque ahora esos “cara a cara” serán más frecuentes e inmediatos ante pedidos del Episcopado y también con otros funcionarios como Carolina Stanley -ministra de Desarrollo Social-, Roberto Moro -titular de la Sedronar-, Iván Kerr -secretario de Vivienda- y Abriani en Nación, más María Eugenia Vidal y Santiago López Medrano en la provincia de Buenos Aires.

La cúpula de la Iglesia visitará entre el 28 de abril y el 18 de mayo al Papa y le llevará un diagnóstico sobre la situación del país. Ojea había expresado las diferencias con el Gobierno sobre la valoración de la crisis: resaltó la creciente demanda en los comedores, el temor extendido a perder el trabajo y las urgencias de las pymes. “Parte de la producción está detenida y estamos empezando a ver con algún desconcierto todo esto. La situación social se hace cada vez más complicada”, dijo el titular del Episcopado. Y curas como José Pepe Di Paola reclamaron la prórroga de la Emergencia Nacional en materia de adicciones, caída el 31 de diciembre de 2018.

El presupuesto este año para los programas de CAAC -por vía Caritas, la mitad va a los Hogares de Cristo, el resto organizaciones sociales y evangélicos- y CT es de $450 millones, harían falta unos $200 millones más para sostenerlos y una cifra mayor para actualizarlos. Moro consideró que, pese al fuerte recorte, los recursos incautados por la Justicia en delitos de narcotráfico derivados a la Secretaría funcionan como una “compensación”, aunque busca que se confirme el aumento de las partidas y la prórroga de la Emergencia en adicciones.

Compartimos con ellos que la situación es difícil y estamos haciendo todos los esfuerzos para transitar y salir lo mejor posible”, repitieron en el Gobierno los argumentos expuestos por Peña ante la Iglesia, en referencia al aumento de la Asignación Universal por Hijo, el Salario Social Complementario y la promesa de reforzar los programas de asistencia, con las “limitaciones presupuestarias”por el acuerdo con el FMI y la reducción del déficit fiscal: “Nos movemos en una línea delgada”. Los obispos escucharon y quedaron a la espera de más recursos.