El sistema universitario argentino tiene unas cuantas características que lo hacen único. Entre ellas, el ingreso irrestricto y la gratuidad, que permiten que muchos alumnos, que de otro modo no podrían iniciar una carrera, lo hagan. Pero esto tiene su contracara, sobre todo con la crisis de la secundaria. También son muchos los estudiantes que empiezan pero no terminan. A diferencia de otros países en donde la selección se hace antes de la carrera, aquí eso sucede una vez iniciados los estudios.
Hace años se viene hablando de la baja tasa de graduación universitaria de la Argentina, comparado con otros países. De hecho, aquí se recibe un 30% de los alumnos que ingresan, mientras que en Brasil y Chile más de la mitad y en Colombia ó México más del 80%. Y hasta ahora había un claro predominio de las universidades privadas Pero los últimos datos traen una sorpresa. En el último año relevado por las estadísticas oficiales (2017), las universidades públicas crecieron en cantidad de graduados mientras que las pagas bajaron.
Los datos corresponden al último Anuario de Estadísticas Universitarias del Ministerio de Educación, de 2017, al que accedió Agronomiaweb. Allí se observa que ese año las universidades públicas crecieron un 4,2% en el número de graduados con respecto a 2016 (pasaron de 82.731 a 86.174) mientras que las privadas bajaron 7% (de 41.943 a 39.154).
Para los expertos, si bien la baja de las universidades privadas aún no es una tendencia estadística, sí es un dato para tener en cuenta. En cambio, el crecimiento en las estatales ya es una tendencia, porque se sucedieron por más de seis años seguidos.
Otra forma de mirar el fenómeno es través de “cohortes” teóricas, considerando el porcentaje de graduados en un año con respecto a los alumnos que ingresaron 5 años antes. En este caso, lo que se ve es que las universidades públicas se mantienen estable en los últimos años, con una tasa de graduación que ronda el 27%, mientras que las privadas eran estables en torno al 40% hasta el último año que bajaron al 36%.
En el último año, las universidades públicas subieron la tasa de graduación de 26,69% en la cohorte 2011-2016 a 27,34% en la de 2012-2017. Mientras que en las privadas pasaron de 39,93% a 36% en las mismas cohortes. Es decir, las estatales subieron 0,65 puntos porcentajes mientras que las privadas bajaron 3,93.
Algunos expertos consultados atribuyen estas cifras al factor económico. Otros, al efecto de diversas estrategias que se hicieron en las universidades públicas para sostener y mejorar en el número de graduados, o a que en las públicas se fueron acumulando alumnos que retrasaron su graduación.
Para Danya Tavela, vicerrectora de Universidad del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (Unnoba), la graduación en las públicas viene creciendo por distintas políticas y estrategias, que se iniciaron en el gobierno anterior y siguieron con el actual, y que trabajan sobre la permanencia y la graduación de los alumnos. “Entre otras medidas, se reforzaron los cursos de nivelación en los primeros años y se trabajó para retener a los alumnos de los últimos años, que son absorbidos por el mercado laboral antes que terminen”, dice Tavela, que además integra la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU).
Marcos Duarte, de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) del Ministerio de Educación, también habla de más políticas públicas coordinadas con las universidades nacionales. “La beca Progresar incorporó el rendimiento académico. También hay programas de expansión en convenio con municipalidades para llegar con la oferta académica que necesitan las localidades. Y un nuevo sistema para que los alumnos que empezaron una carrera en una universidad puedan seguir en otra sin perder materias. Todo esto impacta en la graduación”.
Mónica Marquina, del directorio de CONEAU e investigadora del Conicet, cree que el aumento de graduados en el sector público se puede deber a que se fueron acumulando alumnos que no terminaron en el tiempo previsto de 5 años. “Si fuera así no sería una mala señal. Mostraría que quizás demoran un poco más porque trabajan o pertenecen a sectores que les cuesta un poco más por el capital cultural de la secundaria y la familia. Hay que revisar planes de estudios y hacerlos más flexibles y más dinámicos para que se puedan cumplir en el tiempo teórico”.
Entre quienes encuentran razones económicas está el rector de la Universidad de La Matanza, Daniel Martínez. Consultado por este medio, afirma que esto es lo que sucede en su universidad. “Estamos viendo alumnos que, en los últimos dos años, dejan las privadas y se pasan a las públicas. También pasa que muchas empresas prefieren a los egresados de las universidades públicas y eso los estudiantes lo advierten”.
Martínez agrega que en los últimos años son más los alumnos que piden beca. Esa universidad ofrece ayuda con fondos propios. Mientras que en el año 2017 otorgaron las 250 becas que les pidieron,en 2018 dieron 500 y 250 alumnos quedaron afuera. Aún no hay datos de 2019, informan
Pablo Rodríguez, decano de la facultad de Odontología de la UBA, también cree que puede haber una explicación económica.Además, cree que puede incidir la tradición que tienen las universidades nacionales en el país. “Una familia, por lo general, no tiene dudas en elegir una universidad pública. Saben que además de gratuita es de calidad”.
Edgardo De Vincenzi es rector emérito de la Universidad Abierta Interamericana (UAI) del grupo Vaneduc. Coincide en que hay un tema económico, pero con otro enfoque. “El problema es que se están usando mal los recursos para la educación. Hay que entender que la educación de gestión pública no es gratuita, la pagan todos con sus impuestos, incluso los jubilados o los de más bajos recursos. Entonces, es una barbaridad que se le pague a una persona que veranea en Miami. Deben ser gratuitas sólo para los estudiantes que realmente lo necesitan. Para solucionar estos temas se necesita una mejor planificación”, afirma.