Una obra clave para prevenir inundaciones y proteger hogares y comercios barriales

Desde el domingo 7 de abril, las calles de Floresta, Vélez Sarsfield y Villa Luro vibran al ritmo de las máquinas y el trabajo pesado. El motivo: la puesta en marcha de un nuevo tramo del Plan Hidráulico de la Ciudad, una obra largamente esperada por los vecinos y pensada para aliviar las consecuencias de las lluvias intensas. Esta intervención apunta a mejorar la red de drenaje pluvial y a proteger a más de 100 mil vecinos que, durante años, sufrieron las consecuencias de anegamientos y calles convertidas en ríos.

Una obra con impacto directo en el barrio

El proyecto, considerado uno de los más importantes del Plan Hidráulico Integral, contempla la colocación de cañerías de gran diámetro en Gaona, entre Rivadavia y Avellaneda, y en Yerbal, hasta Juan B. Justo. Serán casi dos kilómetros de nuevas conducciones que tendrán la tarea de recolectar el agua de lluvia y derivarla de manera segura hacia el Río de la Plata, reduciendo así el riesgo de inundaciones en las zonas más afectadas.

Los trabajos ya comenzaron y se ejecutan a toda marcha. Las pruebas de simulación realizadas previamente mostraron que el sistema podrá evacuar hasta 150.000 litros de agua por segundo, una capacidad muy superior a la de las cañerías actuales. “Esta obra traerá tranquilidad a los vecinos que cada vez que llovía temían perder sus pertenencias”, afirmó Mariana López, presidenta de la Asociación de Vecinos de Villa Luro.

Un esfuerzo coordinado para llegar a tiempo

El trabajo se realiza bajo la coordinación del Ministerio de Desarrollo Urbano, en conjunto con AUSA y AySA. La obra incluye tareas complementarias como el recambio de caños de agua potable y la reparación del pavimento. Para minimizar molestias, los cortes de tránsito se programaron en horarios nocturnos y se informan puerta a puerta a los vecinos. Un esfuerzo conjunto para que la intervención avance sin alterar la vida diaria del barrio más de lo necesario.

«Ver cómo se refleja este avance en las calles me llena de esperanza. Por fin sentimos que nuestra voz fue escuchada» —Raúl, comerciante de Floresta.

Un antes y un después para los barrios afectados

La obra llega en respuesta a décadas de reclamos. Floresta y Villa Luro fueron históricamente zonas de inundación, especialmente cuando las lluvias superaban los 50 mm en menos de una hora. En 2016, una tormenta provocó anegamientos de hasta un metro de agua, afectando a más de 500 viviendas, según la Asociación Civil Anegados de Buenos Aires.

Para comerciantes como Raúl, dueño de una despensa en la esquina de Gaona y San Blas, la obra significa mucho más que tubos y caños. “Cada vez que llovía tenía que cerrar por el agua. Con esta nueva cañería, esperamos poder atender sin miedo a pérdidas”, comentó mientras subía la persiana de su local.

Próximos pasos y mejora del espacio público

En los próximos meses se avanzará con el hormigonado de las cámaras de inspección y la instalación de válvulas de alivio. Al finalizar la etapa principal, se renovarán las veredas y se plantarán nuevos árboles en las calles afectadas, buscando no solo mitigar el impacto de las obras sino también mejorar la estética urbana.

Un plan que avanza por toda la Ciudad

Esta intervención se suma a otras ya realizadas en Palermo Chico, Núñez, Colegiales y Villa Crespo, donde se renovaron más de 30 km de redes pluviales en los últimos años. Con estas obras, el Plan Hidráulico Integral alcanza ya a 12 comunas porteñas, con el objetivo de brindar soluciones reales y sostenibles frente a las lluvias.

Presupuesto y plazos

La inversión total asciende a $3.200 millones, con un plazo de ejecución estimado en 14 meses. La etapa actual se prevé terminar en junio de 2025, cumpliendo con las distintas fases de construcción, pruebas hidráulicas y mejoras urbanas.

Con estas acciones, la Ciudad busca dejar atrás las postales de calles anegadas y llevarle un poco más de tranquilidad a los vecinos, que durante años convivieron con el miedo a las inundaciones cada vez que el cielo amenazaba tormenta.

 

 

Por Pablo L.