Durante el primer fin de semana de junio se celebró la 13ª edición del festival barrial que ya es un clásico en la zona
Un recorrido con corazón de barrio
Una vez más, las calles de La Paternal se llenaron de vida, color y cultura con la llegada de una nueva edición de «La Gran Paternal», el festival cultural autogestivo que lleva 13 años haciendo vibrar al barrio. El sábado 1 y domingo 2 de junio, vecinos, artistas y curiosos caminaron por talleres, espacios culturales, ferias y muestras, redescubriendo ese entramado artístico que late fuerte entre las casas bajas, los murales y los adoquines.
Este año participaron más de 20 espacios entre talleres de artistas, librerías independientes, centros culturales y patios que abrieron sus puertas como si fueran parte de una gran casa colectiva. Las propuestas fueron bien variadas: desde exposiciones de pintura y fotografía hasta instalaciones, presentaciones de libros, recitales íntimos y espectáculos para chicos.
Uno de los grandes imanes del festival fue la Feria de editoriales y publicaciones independientes, que se instaló sobre la calle Espinosa como si fuera un corredor cultural al aire libre. También hubo espacio para las infaltables ferias de arte impreso, fanzines y objetos únicos hechos a mano.
Durante ambos días, cada punto del recorrido ofrecía algo distinto: en un taller de la calle Donato Álvarez, un colectivo de artistas pintaba en vivo; en una librería de Nicasio Oroño, se leían cuentos infantiles en ronda; y más allá, en un galpón restaurado, sonaban guitarras y voces en una peña espontánea que se armó al caer la tarde.
La movida estuvo organizada, como siempre, por el colectivo de artistas de La Gran Paternal, que viene sosteniendo el evento desde abajo, con mucho amor y compromiso con el arte local. Todo fue con entrada libre y gratuita, y con el espíritu de compartir, de encontrarse y de habitar el barrio con arte.
“Nos interesa romper con la lógica de los circuitos cerrados del arte y abrir el juego a los vecinos, a las familias, a cualquiera que quiera venir a recorrer y ser parte”, dijeron desde la organización.
Lo que diferencia a La Gran Paternal de otros festivales es su identidad de barrio, su tono amigable, su invitación a recorrer sin apuro. No hay escenarios montados ni grandes sponsors. Lo que hay es red, encuentro, afecto y muchas ganas de seguir construyendo un espacio cultural donde el arte se vive en zapatillas, en la vereda, con mate en mano.
Cada año suma nuevos espacios al circuito, consolidando una red de artistas independientes que eligieron quedarse en el barrio, crear ahí, vincularse con sus vecinos y darle vida a un proyecto colectivo. La propuesta es también un gesto político: en tiempos donde muchas veces se cierra, este festival abre puertas con una energía única.
Aunque el evento ya terminó, muchos de los espacios que participaron mantienen actividades todo el año: talleres, exposiciones, ferias y encuentros que siguen alimentando el fuego cultural que se vive en La Paternal. Algunos relatos cuentan que antiguos participantes ahora dirigen sus propios talleres, pasando la posta a la siguiente generación de creadores.
Impacto económico y colaborativo
La Gran Paternal no es solo fiesta, también es motor de economía local. Estiman que durante el fin de semana ingresaron más de cinco mil visitantes al barrio, generando ventas directas en los puestos de comida y artesanías. Cafés, librerías y almacenes notaron un aumento de clientes que aprovecharon para descubrir rincones que antes no conocían.
El festival moviliza a emprendedores de distintos rubros: diseñadores, joyeros, ilustradores y editoriales emergentes. Muchos vieron en este espacio la oportunidad de lanzar productos nuevos y de conocer a su público. Además, las alianzas entre colectivos artísticos permitieron compartir costos logísticos y sumar recursos técnicos, reduciendo barreras de producción.
Mirada al futuro
La organización ya planea las próximas ediciones, con ideas para ampliar el circuito y sumar talleres en plazas periféricas. También están evaluando la creación de una plataforma virtual para que quienes no puedan recorrer el barrio de forma presencial sigan las actividades online. Así, buscan conectar con argentinos en el interior del país y con la comunidad del exterior.
El deseo del colectivo es que La Gran Paternal se convierta en un referente de cultura independiente a nivel nacional, mostrando que los festivales pueden nacer desde el barrio y crecer con el esfuerzo de todos. Para lograrlo, invitan a nuevos voluntarios a participar desde hoy, aportando ideas, talleres y entusiasmo.
La Paternal demostró una vez más que la cultura no se mide en presupuesto, sino en ganas de crear y compartir. Con cada edición, este festival refuerza la identidad barrial y demuestra que el arte autogestivo tiene el poder de transformar espacios y unir a las personas.