Una propuesta gratuita para todas las edades que combinó arte, conocimiento y accesibilidad en Palermo
Un invierno con astronomía, juegos y participación
Desde el lunes 15 de julio hasta el domingo 28, el Planetario Galileo Galilei desplegó una programación especial de invierno que reunió a miles de familias porteñas. El domo más icónico de Palermo ofreció funciones gratuitas, talleres y actividades para chicas, chicos y adultos de todas las edades.
La propuesta incluyó proyecciones inmersivas, recorridos guiados, visitas al museo del espacio y espectáculos diseñados para despertar la curiosidad. Entre las obras destacadas se programaron “Somos estrellas”, “Un paseo por el universo” y “El cielo de invierno”, tres experiencias visuales y sensoriales que se llevaron todos los aplausos.
Las funciones se realizaron todos los días a partir de las 14:00 hs, con ingreso por orden de llegada en la boletería ubicada en Av. Sarmiento y Belisario Roldán. Desde media hora antes ya había familias haciendo fila con mate, abrigo y muchas ganas de aprender mirando el cielo.
Durante la primera semana, del 15 al 21 de julio, el equipo educativo del Planetario organizó talleres participativos para chicos y chicas: armado de cohetes de papel, modelado de cráteres con masa, y juegos para aprender a leer las estrellas fueron algunos de los más concurridos.
“La divulgación científica también es una forma de inclusión. Por eso, queremos que todas las chicas y chicos puedan vivir esta experiencia, sin barreras”, destacó la directora del Planetario durante la presentación.
Cultura accesible en todos los sentidos
Una de las novedades más celebradas de esta edición fue la apuesta por la inclusión. Varias funciones contaron con intérpretes de Lengua de Señas Argentina, subtitulado adaptado y audiodescripción en vivo, lo que permitió que más personas puedan disfrutar la experiencia de manera plena.
También se acondicionaron accesos, rampas y señalización para personas con movilidad reducida. Muchas familias agradecieron el esfuerzo por generar un entorno verdaderamente accesible, algo que no siempre se encuentra en eventos culturales abiertos.
El equipo de guías y orientadores recibió capacitación específica para atender con sensibilidad y acompañar a los públicos diversos. “Nunca antes habíamos podido venir con nuestra hija, esta vez fue distinto”, comentó una mamá emocionada al salir de una función.
Además de los contenidos científicos, hubo tiempo para la poesía y el arte: en una de las funciones especiales se sumó música en vivo dentro de la cúpula, generando una experiencia envolvente que combinó galaxias y sonidos.
Un clásico de invierno con corazón porteño
Durante toda la temporada, el Planetario reafirmó su rol como centro de conocimiento y disfrute comunitario. Más allá del domo, el predio se llenó de vida: familias sentadas en la plaza, infancias corriendo por los senderos y vecinos sacando fotos del atardecer junto al edificio iluminado.
No se cobró entrada en ningún momento, y los cupos fueron organizados con responsabilidad. Esto permitió que miles de personas pudieran participar sin importar su situación económica, algo muy valorado en tiempos donde el acceso a la cultura muchas veces depende del bolsillo.
La combinación de ciencia, juego y compromiso social volvió a consolidar al Planetario como una de las joyas culturales de la Ciudad. Un lugar donde se puede aprender mirando el cielo, pero también volver a mirar al otro con curiosidad y respeto.
Finalizadas las vacaciones, el equipo anunció que algunas funciones inclusivas se mantendrán durante el año, y que la apuesta por abrir las puertas del universo a todos y todas sigue en pie.