Del campo experimental a la vida barrial: cómo se formó uno de los barrios más particulares de la Ciudad
El barrio que creció al ritmo de la Facultad
Agronomía es uno de los barrios más jóvenes de la Ciudad de Buenos Aires, y sin embargo tiene una identidad bien marcada, ligada a la tierra, el estudio y la vida comunitaria. Su historia está profundamente relacionada con la Facultad de Agronomía y Veterinaria, que ocupa gran parte del territorio.
Aunque el barrio fue oficializado recién en 2008 como parte de la Comuna 15, su desarrollo comenzó mucho antes. En 1904 se creó el Instituto Superior de Agronomía y Veterinaria, que luego pasó a formar parte de la Universidad de Buenos Aires. Fue el puntapié para urbanizar la zona.
A partir de entonces, empezaron a instalarse las primeras viviendas, almacenes y escuelas. El paisaje fue combinando quintas, calles de tierra, zonas arboladas y edificios universitarios. El carácter tranquilo y verde se mantuvo con el paso del tiempo.
Un pulmón verde con ritmo de barrio
Agronomía es uno de los barrios con mayor proporción de espacio verde por habitante. El predio de la Facultad ocupa más de 60 hectáreas, con caminos arbolados, huertas, invernaderos y edificios históricos que se mezclan con la vida cotidiana del barrio.
Vecinos, estudiantes y trabajadores comparten senderos y costumbres. Es común ver gente andando en bici, paseando al perro o tomando mate en el césped, al lado de grupos que hacen prácticas agrícolas o clases al aire libre.
Entre los puntos más conocidos están el histórico Pabellón Central, el edificio de Decanato, el Campo de Deportes y los sectores del INTA y el INTI. Todo eso convive con casas bajas, plazoletas barriales y clubes sociales.
Un barrio con sabor literario y cultura popular
Agronomía no solo tiene historia académica. También fue inspiración para escritores como Julio Cortázar, que vivió en la zona de Artigas al 3200 y solía caminar por el barrio. Sus cuentos evocan rincones de esta zona en plena formación.
Otro personaje icónico del barrio es el propio «campus» universitario, que muchos vecinos consideran una plaza extendida, abierta y sin rejas. El estilo de vida barrial gira en torno a ese espacio común, donde se desarrollan ferias, encuentros culturales y talleres.
También funcionan instituciones como la Escuela de Jardinería, el Centro de Formación Profesional N.º 24 y el querido Club Comunicaciones, que representa al barrio en competencias deportivas y eventos comunitarios.
“Agronomía es como un pueblo dentro de la Ciudad. Tiene árboles, memoria, y vecinos que se saludan con nombre y apellido”, dicen muchos de quienes viven allí desde hace décadas.
Barrio sin subte, pero lleno de alma
A diferencia de otros barrios, Agronomía no tiene estación de subte. Eso ayudó a que se mantenga alejado del ritmo acelerado de otras zonas, y refuerza su perfil tranquilo, más de barrio que de ciudad.
Por eso, muchos lo eligen como lugar para criar hijos, estudiar, caminar con tiempo o simplemente estar. La combinación entre naturaleza, historia y comunidad lo vuelve único.
Los colectivos cruzan las avenidas principales, como San Martín, Constituyentes y Beiró, pero adentro del barrio hay calles cortas, silenciosas y con mucho verde. Es común que los vecinos se conozcan entre sí y se organicen para defender su identidad.
Hoy, Agronomía sigue creciendo. Se suman jóvenes que estudian o alquilan cerca de la facultad, familias que buscan tranquilidad y nuevos emprendimientos que respetan el ritmo del barrio. Pero siempre manteniendo su esencia: un rincón con árboles, historias y tiempo para mirar el cielo.