La primera mujer del escuadrón de doctores motorizados de emergencias en la Ciudad de Buenos Aires
Un día lleno de adrenalina, compromiso y pasión por la salud
Florencia Fontana, con su uniforme verde y rojo, posa junto a su moto de 650 cc, un vehículo tan imponente como la responsabilidad que conlleva. Es la primera mujer en formar parte del escuadrón de médicos motorizados del SAME, un grupo especializado en emergencias rápidas en la Ciudad de Buenos Aires. Florencia, quien desde pequeña soñaba con ser médica, ahora se enfrenta diariamente a situaciones críticas, demostrando que su pasión y decisión son tan sólidas como su vocación.
Desde temprana edad, Fontana tuvo claro que quería ser doctora. Aunque le tomó un tiempo definir su especialidad, encontró en la emergentología el campo perfecto para canalizar su energía y determinación. «La emergencia es algo que te desafía. No solo es un tema de conocimientos médicos, sino también de manejar la adrenalina, los nervios y el trabajo en equipo», comenta la doctora, quien se ha preparado intensamente para enfrentar cada jornada como una nueva prueba.
El desafío de las emergencias diarias
Cada día es una nueva aventura para los médicos del SAME. Fontana comienza su jornada a las 7:30 de la mañana, sin tener la certeza de cuándo volverá a casa. No hay rutina predefinida, y esto es lo que mantiene su motivación en alto. Según cuenta, los días tranquilos son raros en su línea de trabajo, y cuando el llamado de la radio llega, la sirena se enciende y comienza la carrera por las calles porteñas.
Los médicos motorizados son una pieza clave para llegar rápidamente a emergencias en lugares congestionados o durante manifestaciones, situaciones que complican el tránsito de las ambulancias tradicionales. En 2022, se detectó la necesidad de formar este escuadrón especializado para superar el desafío de llegar a tiempo en medio de las protestas y cortes de calles, donde la velocidad de respuesta puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Un equipo preparado para cualquier situación
Cada moto del SAME está equipada con tres baúles llenos de material médico esencial: gasas, cuellos ortopédicos, desfibriladores, medicamentos, y todo lo necesario para asistir a una víctima en el lugar del incidente. Aunque los vehículos son pequeños, la capacidad de maniobrar entre los autos y llegar antes que una ambulancia es lo que convierte a este equipo en una herramienta vital para el sistema de salud de la ciudad.
Florencia no trabaja sola. Junto a ella, el doctor Juan Noir, un experimentado médico del SAME, forma parte de este binomio de emergencia. Al igual que Fontana, Noir disfruta de la incertidumbre que viene con el trabajo de emergencias, donde nunca se sabe lo que deparará el día. Noir, quien previamente fue parte del escuadrón aéreo del SAME, ahora comparte con Fontana la adrenalina de responder a emergencias en moto, formando un equipo con un fuerte lazo de compañerismo.
Un sistema de salud en constante mejora
El SAME no solo cuenta con motos para la atención rápida, sino que también tiene ambulancias convencionales, vehículos aéreos y nuevas unidades especializadas en psiquiatría, todas con el objetivo de ofrecer una respuesta eficaz en cualquier tipo de emergencia. Esta variedad de vehículos permite al SAME adaptar su respuesta según las necesidades de cada situación, asegurando la mejor atención en el menor tiempo posible.
El compromiso del SAME y del Gobierno de la Ciudad es claro: mejorar constantemente el sistema de salud pública. Jorge Macri, actual Jefe de Gobierno, ha impulsado la incorporación de nuevas herramientas y vehículos para garantizar que el SAME pueda cumplir con su misión de salvar vidas en cualquier rincón de la ciudad. Además, el SAME ha puesto en marcha un equipo de apoyo psicológico, tanto para las víctimas como para los mismos médicos, quienes a menudo deben lidiar con el impacto emocional de las situaciones más extremas.
Una vocación que salva vidas
Florencia Fontana encuentra su mayor motivación en saber que cada día puede marcar la diferencia en la vida de alguien. A lo largo de su carrera, ha aprendido que cada emergencia trae consigo una lección. «Cada caso deja algo, ya sea en lo personal o en lo profesional. Siempre hay espacio para mejorar de cara al próximo evento», reflexiona la médica.
A pesar de la dureza de su trabajo, Fontana sigue siendo una apasionada de su profesión y de las motos. Cada vez que arranca su moto, lo hace con la convicción de que está lista para enfrentar lo que el día le depare, y con la seguridad de que está haciendo lo que siempre soñó: salvar vidas. «Lo que más me gusta de trabajar aquí es saber que puedo ayudar a alguien y que cada día es una nueva oportunidad para hacer la diferencia», concluye.