En el paso bajo nivel de Av. Nazca, un mural gigante rinde homenaje a cuatro vecinos ilustres, con Gilda como figura central
Un arte público que une historia y comunidad
En Villa Urquiza, bajo el cruce entre la calle Nazca y las vías del tren San Martín, se encuentra uno de los murales más emblemáticos de la ciudad: un homenaje a Gilda junto a Jorge Guinzburg, Calabró y Mariano Mores, vecinos destacados de la Comuna 11.
Esta obra de arte urbano fue inaugurada en 2018 y surgió de una votación participativa donde el público eligió entre distintos bocetos para decorar las paredes del paso bajo nivel. Gilda fue seleccionada como figura central por su vínculo con el barrio y su impacto popular en la música.
Arte de gran escala con identidad local
El mural se extiende por unos 565 metros de longitud y tiene más de 5 metros de altura, convirtiéndolo en uno de los más grandes de Buenos Aires. Refleja una propuesta artística que combina reconocimiento cultural con estética urbana contemporánea.
“Una Gilda angelada y virginal, Guinzburg frente al micrófono, Calabró abordando su Topolino y Mores al piano”. Así describió el diario La Nación algunas de las escenas plasmadas en los muros, una imagen que integra ídolos populares y cotidiano barrial.
Villa Urquiza y su vocación artística
Desde 2007, Villa Urquiza y Coghlan consolidaron su reputación como uno de los principales distritos de arte urbano de Buenos Aires. En sus calles se destacan obras de Martin Ron, Blu, El Marian, Fintan Magee y Milu Correch.
Martin Ron, pionero en murales de gran escala, pintó en 2013 el famoso mural “El cuento de los loros” —de 412 m²— considerado la obra más grande de su estilo en la Ciudad. Ese impulso cultural posicionó a Urquiza como referencia del arte público.
“El mural no solo embellece la calle: es un acto colectivo de memoria urbana”, afirmaron desde el colectivo artístico que impulsó la obra.
Una postal barrial que cuenta historias
Las figuras elegidas —de la música, el humor, el espectáculo y la ciencia— conectan generaciones de vecinos con ejemplos de talento local y nacional. Cada rostro es un guiño a la memoria colectiva del barrio.
Puedes visitarlo en Av. Nazca, entre Marcos Sastre y Pedro Lozano. Vale la pena caminar el paso bajo nivel completo para apreciar los detalles, desde la corona floral de Gilda hasta el piano de Mores.
Gilda: ícono popular y orgullo de barrio
Muchas vecinas cuentan que crecieron escuchando a Gilda, que vivió y compuso parte de su obra en este rincón de la ciudad. Ese lazo emocional convierte al mural en un símbolo de identidad y homenaje comunitario.
Al caminar por Nazca, su imagen iluminada por la luz natural del día o por las sombras del viaducto nos recuerda que el arte urbano no es solo estética: es historia viva, es voz barrial visual, es un canto colectivo a quienes nos marcaron para siempre.