Con obras en más de 480 espacios verdes, el plan porteño busca mejorar la vida barrial con plazas más accesibles, seguras y participativas

Una transformación que se siente en cada rincón

Recorrer hoy cualquier barrio de la Ciudad es notar algo distinto: las plazas y parques están cambiando, y el verde cobra protagonismo. Desde Agronomía hasta Barracas, los espacios públicos están siendo revalorizados con obras que los hacen más amigables para todos: nuevos juegos, mejor iluminación, senderos renovados, y rincones pensados para grandes y chicos.

El Gobierno porteño informó que, entre 2020 y 2024, ya se intervinieron más de 480 parques, plazas y plazoletas. La idea no es solo embellecer, sino fortalecer el tejido barrial que se construye en cada ronda de mate, cada picadito o cada charla al sol. En muchos casos, las mejoras se diseñaron escuchando a los propios vecinos.

Los espacios verdes son clave para la vida urbana. En ellos se entrecruzan generaciones, se celebran fiestas, se aprende a andar en bici y se hacen amistades que duran toda la vida. Por eso, poner en valor estos lugares es también cuidar la identidad de cada barrio.

Entre las mejoras más visibles se destacan la incorporación de áreas de juegos inclusivos, estaciones saludables, nuevas postas aeróbicas, pérgolas, bebederos y mobiliario urbano. Además, se instalaron luminarias LED en muchas plazas para reforzar la seguridad y prolongar su uso al anochecer.

De Parque Chas a Villa Lugano: una mejora a escala barrial

En la Comuna 15, barrios como Chacarita, La Paternal o Villa Ortúzar ya vienen notando los cambios. Plazas como 25 de Agosto, Gándara o Los Andes fueron renovadas con juegos modernos, nuevas veredas y canteros con especies nativas. Los vecinos lo celebran: muchos de estos espacios estaban deteriorados y hoy vuelven a convocar a las familias.

En otras comunas también se destacan intervenciones en la Plaza Martín Fierro (San Cristóbal), Plaza Sudamérica (Villa Riachuelo), y el Parque Indoamericano, donde se incorporaron zonas deportivas y juegos de agua. Las plazoletas más pequeñas también fueron revalorizadas, ganando sombra, color y lugar para quedarse.

Un aspecto destacado del plan es el enfoque participativo. En muchos casos se convocó a asambleas vecinales o instancias de co-diseño, para que quienes usan a diario esos espacios puedan opinar sobre qué mejoras eran más necesarias. Ese ida y vuelta fortaleció el sentido de pertenencia.

“Queremos una Ciudad más verde, más inclusiva y más vivible. Cada plaza recuperada es un pedacito de barrio que se enciende”, afirmaron desde el Ministerio de Espacio Público

Según datos oficiales, la Ciudad de Buenos Aires cuenta con más de 1.200 hectáreas de espacios verdes públicos, y el objetivo es seguir aumentando la calidad de esos metros cuadrados. Más árboles, mejor drenaje, menos cemento: esa es la fórmula que muchos vecinos celebran.

La revalorización de los espacios verdes también impulsa actividades culturales y comunitarias. Ferias, recitales barriales, ferias del libro y clases al aire libre son parte de la agenda en muchas plazas porteñas. El espacio público vuelve a ser protagonista del encuentro cotidiano.

Mientras avanzan nuevas etapas del plan, la invitación está hecha: redescubrir la plaza más cercana, participar de su vida diaria, y seguir haciendo de Buenos Aires una ciudad con corazón barrial. Porque cada banco pintado, cada cantero florecido y cada juego recuperado son también una forma de cuidar a quienes vivimos acá.

 

 

Por Pablo L.