Un llamado urgente a mirar con el corazón abierto la realidad de la adopción en la Ciudad

Un nene de 21 meses, una familia de acogida y miles de corazones conmovidos

L tiene apenas 21 meses. Vive con una familia de acogimiento, a la espera de algo tan simple y profundo como eso que muchos damos por sentado: un hogar definitivo donde crecer con amor. Su historia se viralizó en redes y medios, y encendió una luz sobre una realidad que suele estar oculta tras el ruido cotidiano.

En una entrevista televisiva reciente, German Onco —presidente del Consejo de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes— fue claro y directo: “Trabajamos todos los días para que cada pibe tenga una familia que lo ame y lo cuide”. Y eso, justamente, es lo que hoy busca L: una oportunidad real de arraigo y pertenencia.

Pero la historia de L no es una excepción. Es apenas una entre muchas otras que esperan lo mismo. La mayoría de los chicos y chicas en situación de adoptabilidad no son bebés recién nacidos, como suele creerse. Tienen más de seis años, son parte de grupos de hermanos, o atraviesan condiciones de salud o discapacidad que requieren cuidados específicos.

La realidad de la adopción: cuando las expectativas no coinciden con las necesidades

En la Argentina, los registros muestran una brecha enorme entre quienes buscan adoptar y las realidades de los chicos en espera. Más del 80% de las familias quieren adoptar niños de hasta 3 años, pero apenas el 7% de los niños en condiciones de ser adoptados tienen un año o menos.

Mientras tanto, cientos de chicos mayores siguen esperando. Chicos con historias, con mochila, con cicatrices y con sueños. Algunos incluso ya perdieron la esperanza de ser parte de una familia estable.

Desde el Consejo de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes insisten: es momento de ampliar la mirada, dejar de lado las ideas románticas sobre la adopción y conectar con lo que realmente importa: cambiar una vida.

¿Cómo se puede ayudar? Información, empatía y acción

La historia de L generó una ola de mensajes, preguntas y ofrecimientos de ayuda. Muchos descubrieron que no hace falta estar en un registro para empezar a involucrarse. Cualquier persona mayor de edad puede postularse ante una convocatoria pública si siente que tiene amor y estabilidad para ofrecer.

Actualmente, hay 55 Convocatorias Públicas activas en la Ciudad de Buenos Aires. Son historias concretas, de chicos y chicas reales que hoy mismo necesitan una oportunidad. Están todas publicadas en el sitio oficial del Consejo, accesibles para quien desee conocerlas.

Además, hay familias de acogida que se convierten en un primer sostén clave. Son quienes cuidan, contienen y acompañan a los chicos hasta que aparece una familia definitiva. Muchas veces, incluso, son ellos mismos quienes deciden continuar como adoptantes.

“L no necesita lástima, necesita un hogar. Y hay muchos como él. No es caridad, es justicia afectiva”, dijo una voluntaria del Consejo que acompaña procesos de adopción desde hace 10 años.

Compartir la historia también es parte del cambio

El caso de L logró visibilizar lo que por años pareció invisible. El poder de una historia bien contada puede abrir caminos de conciencia, empatía y compromiso.

Por eso, desde el Consejo invitan a que esta historia no quede ahí: compartirla en redes, hablarla en casa, romper prejuicios. A veces, el cambio empieza por animarse a mirar donde antes no se miraba.

La web oficial del Consejo ofrece toda la información sobre cómo iniciar un proceso de adopción o de acogimiento. No se trata solo de sumar un hijo, se trata de sumar sentido. De ofrecer amor, un plato de comida y un abrazo de buenas noches. Porque ese gesto, para muchos chicos, puede cambiarlo todo.

Por Pablo L.