Un recorrido por la historia de uno de los espacios más queridos de la Ciudad, donde la ciencia, el deporte y la vida barrial se mezclan desde hace más de un siglo

De campos de cultivo a universidad al aire libre

Antes de que las calles y las casas rodearan este pulmón verde, el Parque Agronomía era un extenso campo de ensayos y cultivos creado a principios del siglo XX como parte de la Escuela de Agronomía y Veterinaria. Su objetivo original era formar profesionales y desarrollar técnicas agrícolas que impulsaran la producción en todo el país.

La zona todavía no estaba urbanizada, y las vías del tren Belgrano cortaban el paisaje con su sonido característico. Los vecinos más antiguos recuerdan que, en aquellos años, las vacas pastaban libremente y las quintas abastecían a buena parte de la Ciudad. El parque era un laboratorio a cielo abierto, con parcelas de trigo, maíz y frutales que servían para investigar y enseñar.

Un refugio en plena ciudad

Con el paso de las décadas, el crecimiento urbano fue rodeando el predio. Sin embargo, el Parque Agronomía logró conservar su espíritu natural y su función educativa. La Facultad de Agronomía de la UBA mantuvo sus edificios, invernaderos y aulas, al tiempo que los vecinos comenzaron a apropiarse de los espacios verdes para caminar, correr o simplemente descansar bajo la sombra.

En los años 70 y 80, las canchas y caminos internos se convirtieron en un punto de encuentro para estudiantes, deportistas y familias. Los domingos era habitual ver partidos improvisados de fútbol y grupos de amigos tomando mate cerca de los viejos eucaliptos. Esa costumbre, que aún perdura, reforzó el vínculo del parque con la comunidad barrial.

“El Parque Agronomía es mucho más que un espacio verde: es parte de la memoria y el corazón del barrio”

Entre la tradición y los nuevos usos

Hoy, el predio combina su rol académico con actividades abiertas al público. La Facultad organiza ferias, charlas y talleres que acercan el mundo de la agroecología a estudiantes de todas las edades y a vecinos interesados en aprender sobre huertas, compostaje y producción sustentable.

Los senderos arbolados invitan a recorrerlo en cualquier estación del año. En primavera, los jacarandás y lapachos pintan el paisaje de colores, mientras que en otoño las hojas secas tapizan los caminos. Es un escenario que inspira a fotógrafos, pintores y artistas que buscan capturar la esencia de este rincón porteño.

Historias que se cuentan al pasar

Cada generación de vecinos y estudiantes tiene sus anécdotas sobre el parque. Algunos recuerdan el paso de caballos y tranvías por la zona, otros mencionan festivales estudiantiles y actividades comunitarias. Incluso hay quienes aprendieron a andar en bicicleta por sus calles internas, lejos del tránsito y el ruido de la ciudad.

No faltan relatos sobre investigaciones científicas que se realizaron allí, como ensayos de cultivos experimentales o estudios sobre suelos y pasturas. Este patrimonio vivo mantiene su importancia en la formación de profesionales y en la conservación de saberes ligados al campo y la producción de alimentos.

Un compromiso con el futuro

El Parque Agronomía sigue siendo un espacio de encuentro, educación y disfrute. Su preservación es clave para mantener un pulmón verde en medio de la Ciudad y asegurar que las próximas generaciones puedan disfrutarlo como lo hicieron las anteriores.

La comunidad universitaria, las organizaciones barriales y los vecinos comparten el deseo de cuidarlo y potenciarlo. La historia del parque es también la historia de un barrio que creció a su alrededor, encontrando en este espacio un punto de unión y orgullo colectivo.

Caminar por sus senderos es recorrer más de cien años de historia, entre árboles centenarios, edificios históricos y la energía de quienes lo habitan día a día. Porque, en definitiva, el Parque Agronomía es parte del ADN de Buenos Aires, un lugar donde la naturaleza, la ciencia y la vida barrial conviven en armonía.

 

Por Pablo L.