Vecinos transformaron un viejo buzón de correo en una biblioteca comunitaria para compartir libros e historias

Un rincón literario nacido del barrio

En Agronomía, frente al histórico edificio donde vivió Julio Cortázar, un grupo de vecinos tuvo una idea simple pero poderosa: convertir un viejo buzón de correo en una biblioteca comunitaria. No es una biblioteca cualquiera, sino un espacio de libre intercambio donde cualquiera puede dejar un libro y llevarse otro.

El proyecto, bautizado por los propios vecinos como “buzón literario”, nació del deseo de acercar la lectura a todos, sin horarios ni trámites. Funciona bajo una regla no escrita pero muy respetada: si llevás un libro, dejá otro para que la rueda siga girando.

Del óxido a las páginas nuevas

El buzón original estaba en desuso y oxidado. Un grupo de voluntarios lo restauró a pulmón, pintándolo de un rojo vivo que hoy resalta en la vereda. Lo colocaron justo frente a la entrada del edificio donde Cortázar vivió su infancia y juventud, como un guiño a la memoria literaria del barrio.

“Queríamos algo que quedara en la calle, que no dependiera de un espacio cerrado”, contó uno de los impulsores. El buzón invita a frenar, abrir la puertita y descubrir qué libro te espera. Y si tenés suerte, quizás encontrás una edición vieja que ya no se consigue en librerías.

“No es solo un buzón, es un puente entre vecinos que quizás no se conocen pero comparten historias”

Un homenaje vivo a Cortázar

Para los vecinos, el buzón literario también es un homenaje a Julio Cortázar, que vivió en el barrio y cuyas obras siguen inspirando a generaciones. La idea es que la literatura vuelva a ser parte del día a día, como un mate o una charla en la vereda.

Muchos vecinos dejan libros de autores argentinos, y no faltan los ejemplares de “Rayuela” o “Bestiario”. También hay novelas contemporáneas, cuentos infantiles y hasta manuales escolares. Cada visita es una sorpresa distinta, y ese es parte del encanto.

Un hábito que se expande

La iniciativa inspiró a otros barrios porteños a pensar en sus propias bibliotecas callejeras. La cultura del intercambio fortalece la identidad barrial y acerca a los vecinos de una forma distinta: a través de las palabras impresas.

En Agronomía, el buzón ya es parte del paisaje. Entre el aroma a jazmín en verano y el silencio de las calles arboladas, se escucha el pasar de páginas como un murmullo constante que conecta a todos con una misma historia: la del barrio que lee.

Por Pablo L.