Un antiguo pasaje que une el centro con Once y revela parte de la historia porteña

Entre los tantos rincones misteriosos de Buenos Aires existe un túnel subterráneo que corre por debajo de la Casa Rosada y atraviesa el centro hasta Once. Pocos lo conocen y todavía menos lo han recorrido, lo que alimenta su aura de mito y leyenda urbana.

Su historia arranca en 1912, cuando el ingeniero británico David Simpson proyectó un canal subterráneo que uniera el puerto con el viejo Ferrocarril Oeste. La obra, finalmente inaugurada en 1916 durante la presidencia de Victorino de la Plaza, se convirtió en una pieza de ingeniería sorprendente para la época.

Un recorrido oculto bajo el corazón de la Ciudad

El túnel se extiende por unos 5 kilómetros de longitud, con forma de herradura, desde el arco de ingreso en Avenida Madero y Sarmiento —detrás de la Casa de Gobierno— hasta el barrio de Once. Todo su trazado se encuentra incluso por debajo de la Línea A de subte, lo que lo hace aún más enigmático.

En algunos tramos alcanza hasta 20 metros de profundidad, con viejos respiraderos que aún se distinguen como huellas de otra época. Estrecho y oscuro, hoy se utiliza exclusivamente para tareas logísticas del sistema ferroviario, con espacio para el paso de una sola formación.

Entre mitos de contrabando y hazañas de ingeniería

Desde hace décadas circulan historias de que contrabandistas usaban el túnel para esconder mercaderías. Si bien nunca hubo pruebas concretas, esos relatos reforzaron el halo de misterio que todavía lo rodea, mezclando realidad con leyenda barrial.

Lo cierto es que su construcción fue un verdadero desafío técnico: se excavó como un socavón minero, sin levantar las calles de la superficie, a diferencia del subte que se hizo a cielo abierto en la Avenida de Mayo. Esa solidez estructural explica que, más de un siglo después, se conserve en buenas condiciones.

Un tesoro escondido de Buenos Aires

El túnel surgió en plena etapa de crecimiento de la ciudad, apenas unos meses antes de que se inaugurara la Línea A en 1913. Mientras los porteños se maravillaban con los primeros viajes en subte, otro pasadizo secreto nacía en paralelo, destinado al transporte de cargas y nunca abierto al público.

Hoy, su existencia sigue siendo un secreto para muchos, pero su historia forma parte del patrimonio oculto que habla de la ambición, el ingenio y las contradicciones de una Buenos Aires en pleno florecimiento.

“Bajo la ciudad late un túnel que guarda en sus paredes más de cien años de historia y leyendas porteñas.”

Ya sea como testimonio de la ingeniería de principios del siglo XX o como escenario de mitos urbanos, el túnel de la Casa Rosada a Once sigue ahí, silencioso, recordando que Buenos Aires siempre tiene una historia más por descubrir bajo sus pies.

 

Por Pablo L.