Por primera vez, Buenos Aires es sede del Campeonato Mundial de Pole y Aéreos: más de 500 atletas de 44 países compiten en el Pabellón América del Parque Olímpico
Un espectáculo internacional que llena de orgullo a la Ciudad
Por primera vez, el Parque Olímpico de Buenos Aires se convierte en escenario de un evento que corta la respiración: el Campeonato Mundial de Pole y Aéreos. Desde el martes y hasta el sábado 25, el Pabellón América vibra con acrobacias, fuerza y arte, reuniendo a atletas de todo el planeta que desafían la gravedad en tres disciplinas: aro, tela y pole.
Son 550 competidores de 44 países los que se dan cita en el sur de la Ciudad, cada uno con su bandera, su estilo y una historia de esfuerzo detrás. Delegaciones de Estados Unidos, España, Polonia, Brasil, Alemania, México, Italia, Japón, Australia y muchos más llenan de color y energía un evento que marca un antes y un después en el deporte aéreo local.
Para Buenos Aires, que fue elegida Capital Mundial del Deporte 2027, esta competencia es un orgullo enorme. No solo porque llegan los mejores del mundo, sino porque pone en valor la infraestructura deportiva que dejó el Parque Olímpico, un espacio que sigue vivo gracias a eventos de primer nivel como este.
“Recibir el Campeonato Mundial de Pole y Aéreos es un reconocimiento a la pasión con la que vivimos el deporte en la Ciudad”, destacó Fabián “Chino” Turnes, secretario de Deportes.
El funcionario remarcó que Buenos Aires se consolida como una ciudad abierta al deporte y la diversidad de disciplinas, albergando competencias que hace unos años parecían imposibles en el país. “Nos visitan los mejores del mundo, y eso nos llena de orgullo”, expresó con entusiasmo.
Cómo llegaron los atletas y qué representa esta competencia
Los deportistas que participan lo hacen luego de un largo recorrido clasificatorio. La International Pole and Aerial Sports Federation (IPSF), con presencia en 33 países, organiza los campeonatos nacionales de los que surgen los representantes oficiales. Quienes viven en lugares sin torneo propio pueden competir como “atletas abiertos” en otros certámenes avalados por la federación.
La IPSF fue fundada en 2009 con el objetivo de profesionalizar los deportes aéreos y llevarlos al mismo nivel que otras disciplinas olímpicas. Su misión es lograr que las acrobacias en aro, pole y telas sean reconocidas oficialmente por los grandes comités deportivos del mundo. Este Mundial, en ese sentido, es un paso más hacia esa meta.
El evento combina competencia, arte y una demostración impresionante de disciplina física. Los atletas entrenan durante años para sostenerse en el aire con una mezcla exacta de fuerza, elasticidad y control, algo que parece mágico pero tiene detrás horas y horas de trabajo duro.
El público que se acerca al Pabellón América puede ver rutinas individuales y grupales con diferentes estilos: desde interpretaciones teatrales hasta números más deportivos, en los que la precisión técnica se roba los aplausos. Todo se desarrolla en un ambiente familiar, con tribunas repletas de banderas, cámaras y emoción en cada salto o giro.
Para quienes no puedan acercarse al Parque Olímpico, las competencias se transmiten por DEPORTV y por streaming, además de estar disponibles a través de la plataforma Eventbrite para quienes deseen vivir la experiencia en vivo. Las entradas se agotan rápido, y no es para menos: ver a los mejores del mundo en acción es una oportunidad única.
Un legado que impulsa el futuro del deporte aéreo
Este campeonato no solo trae espectáculo, sino también formación e intercambio cultural. Durante los días del torneo, se realizan talleres, charlas y demostraciones abiertas para que el público conozca más sobre estas disciplinas. Muchos chicos y chicas se acercan con curiosidad y terminan soñando con probar un aro o una tela por primera vez.
La presencia de tantos países también ayuda a que Buenos Aires siga posicionándose en el mapa internacional del deporte. Ser sede de un Mundial de esta magnitud significa mostrar al mundo una Ciudad preparada, moderna y apasionada por el movimiento, donde el deporte no es solo competencia sino encuentro, comunidad y aprendizaje.
Detrás de cada salto hay horas de ensayo, y detrás de cada atleta, una historia de perseverancia. Estos días en el Parque Olímpico son una verdadera fiesta del esfuerzo y la pasión, un punto de encuentro para quienes viven el deporte como una forma de arte y para los que se acercan por primera vez a descubrirlo.
Mientras los reflectores iluminan el Pabellón América, Buenos Aires demuestra que su título de Capital Mundial del Deporte no es solo un nombramiento simbólico, sino una responsabilidad asumida con compromiso. El Mundial de Pole y Aéreos marca un nuevo capítulo en la historia deportiva porteña, uno que quedará grabado en la memoria de los vecinos y visitantes.
Hasta el sábado, la Ciudad respira altura, ritmo y emoción. El aire se llena de acrobacias, música y orgullo argentino en un encuentro donde la destreza no tiene límites y donde cada vuelo deja una huella.





