Desde el 1° de noviembre, vecinos y turistas podrán acceder a una vista 360° única de la Ciudad
Buenos Aires se prepara para sumar una nueva atracción icónica a su circuito turístico: la apertura del mirador del Obelisco, que permitirá al público subir por primera vez al monumento más emblemático de la Ciudad y contemplar su paisaje urbano desde 67,5 metros de altura. A partir del sábado 1° de noviembre, se podrá vivir la llamada Experiencia Obelisco, con recorridos guiados, relatos históricos y una vista panorámica que promete emocionar incluso a los porteños más acostumbrados a su silueta cotidiana.
El Obelisco, erguido en la intersección de las avenidas 9 de Julio y Corrientes, ha sido testigo de celebraciones, protestas, recitales y todo tipo de postales urbanas. Ahora, con la habilitación del mirador, se convertirá también en un punto de encuentro para quienes quieran ver la Ciudad desde una nueva perspectiva, rodeados del pulso incesante del centro porteño y las luces que hacen brillar el corazón de Buenos Aires.
Una experiencia inmersiva y segura
La “Experiencia Obelisco” estará disponible todos los días, de 9 a 17 horas, y los visitantes podrán adquirir sus entradas mediante la preventa online en el sitio oficial Mirador Obelisco o de manera presencial a partir del mismo día de la inauguración, en la esquina de Av. Diagonal Norte y Av. 9 de Julio. Los valores son de $18.000 para residentes argentinos y $36.000 para turistas extranjeros. La visita incluye una narración histórica y cultural que acompaña el recorrido y brinda contexto sobre la importancia del monumento.
El ascenso se realiza mediante un ascensor interno con vista panorámica, seguido de una subida final por una escalera caracol de 35 escalones que conduce directamente al mirador, ubicado en la cima del Obelisco. El recorrido total tiene una duración aproximada de 20 minutos y ofrece un panorama de 360 grados de la Ciudad: desde los techos del Teatro Colón hasta los rascacielos de Puerto Madero y las cúpulas históricas de la Avenida de Mayo.
Detalles y recomendaciones
Por su estructura original, el espacio no es accesible para personas con movilidad reducida, y en caso de mal clima o fuerza mayor, las visitas podrán reprogramarse o solicitar un reembolso. Se recomienda llevar calzado cómodo y llegar con antelación al horario del turno asignado, ya que el acceso se realiza en grupos reducidos.
El mirador del Obelisco no solo ofrece una experiencia visual, sino también emocional. Desde sus ventanillas se percibe el vértigo de la Ciudad que late abajo, el tránsito, las corrientes de gente que cruzan los semáforos, el sonido de los colectivos y las bocinas. Es una oportunidad para ver Buenos Aires como nunca antes, pero también para redescubrirla.
El símbolo que nació en tiempo récord
El Obelisco fue inaugurado el 23 de mayo de 1936 para conmemorar los 400 años de la primera fundación de Buenos Aires. Su construcción, dirigida por el arquitecto Alberto Prebisch, duró apenas 31 días, un récord absoluto para la época. Está hecho de hormigón armado y su base mide 6,8 metros por lado. La estructura fue levantada en el lugar donde, según se cree, se izó por primera vez la bandera nacional en 1812.
A lo largo de las décadas, el Obelisco fue escenario de incontables acontecimientos: desde los festejos por los campeonatos de fútbol hasta los históricos cacerolazos, los recitales populares y las intervenciones artísticas que lo vistieron con preservativos gigantes, bufandas o mensajes de concientización. En 2005 incluso fue declarado Sitio de Interés Turístico y Cultural de la Ciudad. Hoy, con el nuevo mirador, vuelve a reinventarse sin perder su esencia de símbolo urbano y punto de encuentro colectivo.
Una postal viva de la identidad porteña
Subir al Obelisco será, para muchos, cumplir un sueño postergado. Lo que antes solo se imaginaba al mirar hacia arriba desde el asfalto, ahora se puede vivir desde adentro: ver cómo la luz se cuela entre las rendijas, sentir el hormigón centenario y asomarse a esa ventana que muestra la inmensidad de la Ciudad. Buenos Aires, con su caos, su ritmo y su encanto, se despliega completa bajo los ojos del visitante.
La apertura del mirador marca un nuevo capítulo en la historia del monumento y se suma a la lista de atractivos que revalorizan el patrimonio urbano y cultural. Así como la Ciudad recuperó el Teatro Colón, la Usina del Arte y el Palacio Lezama, ahora también pone en valor su emblema mayor, acercando el arte, la historia y la emoción al corazón mismo del espacio público.
“El Obelisco es más que un monumento: es una brújula emocional para los porteños. Donde está él, está Buenos Aires”, comentó uno de los guías del nuevo recorrido.
Desde este 1° de noviembre, cada mirada desde sus ventanillas será también una declaración de amor a la Ciudad que nunca deja de moverse.
                    
                    




