El Barrio Chino fue epicentro de una jornada repleta de color, tradición y espíritu comunitario
Un domingo de fiesta y diversidad cultural
La Ciudad de Buenos Aires volvió a vestirse de rojo para recibir el Año Nuevo Chino en una celebración que ya se ha convertido en un clásico del calendario cultural porteño. El domingo 28 de enero, el corazón del Barrio Chino, en el barrio de Belgrano, se colmó de vecinos, turistas y familias que se acercaron para vivir una jornada llena de danza, luces, sabores y alegría.
La jornada comenzó temprano con actividades tradicionales: espectáculos de danzas del dragón, música en vivo, exhibiciones de artes marciales y una feria gastronómica que ofrecía desde dim sum hasta noodles recién preparados. La estrella del día fue, sin duda, la gran caravana cultural que partió a las 18 h desde Arribeños y Juramento, llevando la energía del festejo a distintos puntos emblemáticos de la ciudad.
Una caravana que iluminó la ciudad
Tres colectivos especialmente decorados recorrieron monumentos porteños mientras desde su interior sonaban instrumentos típicos y tambores que marcaban el ritmo festivo. A su paso, íconos como el Puente de la Mujer, el Planetario y la Torre Monumental fueron iluminados de rojo, el color de la buena fortuna en la tradición china.
“La iluminación en rojo no es solo estética, es un gesto de hermandad y buena suerte para nuestra ciudad”, explicó un miembro de la Asociación Cultural China-Argentina durante la caravana.
La iniciativa fue organizada por el Ente de Turismo de la Ciudad junto a distintas asociaciones de la comunidad china en Argentina. El objetivo fue compartir con toda la ciudadanía esta festividad ancestral, cargada de simbolismos y buenos deseos.
Sabores, arte y tradiciones que cruzan fronteras
Más allá de lo visual, el Año Nuevo Chino fue una experiencia multisensorial. Quienes se acercaron al Barrio Chino pudieron degustar platos tradicionales, participar de muestras de caligrafía con pincel, consultar sobre astrología oriental y recorrer stands dedicados al idioma, la filosofía y la medicina china.
El evento no solo sirvió para celebrar la llegada del nuevo año según el calendario lunar, sino también para poner en valor la presencia histórica de la comunidad china en Buenos Aires. Un reconocimiento que se sintió en cada rincón decorado con farolitos, banderas y dragones gigantes que danzaban entre los aplausos del público.
Una ciudad que celebra su diversidad
El festejo del Año Nuevo Chino no se limitó a una única jornada. A lo largo del fin de semana, hubo visitas guiadas al Museo Nacional de Arte Oriental, actividades culturales en Puerto Madero y celebraciones en plazas de distintas comunas. Todo con entrada gratuita, en un esfuerzo conjunto por acercar la riqueza de esta cultura milenaria a todos los vecinos y vecinas.
Buenos Aires vuelve a mostrar así su mejor cara: la de una ciudad abierta, diversa y capaz de recibir con entusiasmo las tradiciones que suman valor a su identidad. El Año Nuevo Chino 2024 no fue solo una fiesta, fue una muestra de convivencia, respeto y alegría compartida.