El barrio vibró con una fiesta al aire libre que reunió tradiciones, sabores y recuerdos compartidos
El pasado miércoles 24 de abril, Villa Ortúzar festejó a lo grande sus 162 años de historia con un evento barrial que desbordó alegría y participación. El festejo se desarrolló sobre las calles Álvarez Jonte y Pedro Morán, donde se montaron puestos de artesanos, escenarios musicales y espacios de juego para chicos y chicas de todas las edades. Organizado por el Centro Vecinal y la Subsecretaría de Cultura de la Ciudad, el evento fue gratuito y reunió a más de 5.000 vecinos, transformando la jornada en una verdadera fiesta popular.
Un viaje por la historia de Villa Ortúzar
La celebración comenzó con una exposición fotográfica al aire libre, donde lonas gigantes mostraron la evolución del barrio: desde sus tiempos de quintas y chacras hasta el actual entramado urbano lleno de vida. Vecinos mayores compartieron sus memorias en cápsulas de audio que sonaron durante la muestra, provocando nostalgia, risas y emocionados aplausos. “Fue como volver a caminar por el barrio de mi infancia”, comentó Don Pedro, vecino de toda la vida.
Tradición y sabores bien de barrio
La feria gastronómica fue uno de los puntos altos de la jornada. La Asociación de Cocineros de Villa Ortúzar ofreció locro, empanadas y tamales, mientras los emprendedores locales se lucieron con tortas fritas y helados artesanales. El aroma del pan casero y las parrillas al carbón llenó el aire, generando ese clima tan especial que solo un festejo barrial sabe tener.
“Cumplir 162 años es un orgullo que compartimos cada vecino; hoy el barrio late más fuerte que nunca” —Marcos, presidente del Centro Vecinal.
Música en vivo para todos los gustos
El escenario principal fue pura energía. Primero sonaron los acordes de la murga “Los Desafinados”, que pusieron a bailar a grandes y chicos. Luego, el cuarteto “Ritmo de Ortúzar” contagió con su fusión de cumbia y rock. Para cerrar, el dúo folclórico “Manos de Tierra” se ganó al público con chacareras y zambas, haciendo que la plaza se convirtiera en una gran pista de baile.
Espacios para jugar, crear y compartir
El rincón de los más chicos estuvo lleno de color con un espacio de pintura mural, donde dejaron volar su creatividad. Los adolescentes participaron de talleres de reciclaje y al atardecer hubo una clase abierta de yoga al aire libre, dirigida por profesores voluntarios del barrio. La consigna fue clara: compartir, aprender y disfrutar en comunidad.
Reconocimientos a la historia viva del barrio
El momento emotivo llegó durante el acto oficial, cuando se entregaron placas de reconocimiento a comercios históricos: la panadería de la familia González, la librería “Lectores” y la zapatería de la calle Honorio Pueyrredón. Todos con más de 50 años de servicio al barrio, ejemplos del espíritu emprendedor y la cercanía que caracterizan a Villa Ortúzar.
Un mensaje al futuro: la cápsula del tiempo
El cierre de la jornada dejó una huella para las próximas generaciones. En el patio de la Escuela 17 D.E. 15, vecinos y chicos enterraron una cápsula del tiempo con mensajes, objetos y recuerdos que se abrirán dentro de 38 años, en el bicentenario del barrio. “Es un gesto para el futuro, para que nuestros nietos sepan cómo vivimos este día”, dijeron emocionados los organizadores.
Así, Villa Ortúzar celebró su aniversario reafirmando su identidad, su historia y el lazo inquebrantable que une a los vecinos. Una fiesta de las que se viven en la vereda, al calor del encuentro y la memoria compartida.