Familiares y artistas recordaron a las 194 víctimas de la tragedia de 2004 con murales y muestras que invitan a la memoria y la reflexión

Un homenaje que se mantiene vivo

A dos décadas de la tragedia de Cromañón, la estación Once 30 de diciembre de la Línea H volvió a llenarse de arte y memoria. En un acto cargado de emoción, se renovaron las instalaciones artísticas que desde hace años ocupan paredes, pasillos y andenes, manteniendo vivo el recuerdo de las 194 personas que perdieron la vida el 30 de diciembre de 2004.

Familiares, sobrevivientes, amigos y vecinos se reunieron para recorrer las nuevas obras que artistas de distintos orígenes elaboraron especialmente para esta fecha. El símbolo central vuelve a ser la zapatilla, ese ícono que quedó grabado en la memoria colectiva como recordatorio de lo que ocurrió aquella noche fatídica en el boliche de Once.

Arte como forma de memoria

Entre las intervenciones se destaca un mural titulado El Sol, cuyos rayos están compuestos por zapatillas, y cuyas líneas llevan escritos los nombres de las víctimas. Es una obra que interpela a todo aquel que pasa por la estación, obligándolo a detenerse y mirar, a recordar que allí, muy cerca, sucedió una de las tragedias más dolorosas de la historia reciente de la Ciudad.

Además, en distintos rincones de la estación se pueden leer mensajes potentes: “Miles de razones para la lucha”, “Memoria, verdad y justicia” y “4.500 sobrevivientes”. No son frases decorativas, son reclamos y consignas que desde hace 20 años sostienen los familiares para que lo ocurrido no se olvide ni se repita.

“Miles de razones para la lucha, memoria, verdad y justicia”

Una jornada para recordar y abrazar

El sábado, como parte de la conmemoración, se realizó un acto homenaje en Plaza Miserere. Allí se escucharon testimonios de familiares y sobrevivientes, se leyeron los nombres de las víctimas y se volvió a pedir justicia. Luego, los presentes caminaron hasta la estación Once para recorrer juntos las obras y la muestra alusiva que se montó especialmente para esta fecha.

La exposición podrá visitarse hasta el final de la jornada de hoy, permitiendo que los pasajeros que transiten por la estación puedan detenerse, observar y reflexionar. Es un recordatorio vivo en un lugar por el que pasan miles de personas todos los días.

El nombre que dice mucho más que una fecha

En 2016, la Legislatura porteña aprobó la Ley N° 5248, que sumó a la estación Once el nombre “30 de diciembre” como forma de homenaje permanente. Fue una iniciativa de familiares, sobrevivientes y amigos que buscaban que la tragedia tuviera un lugar visible en el mapa de la Ciudad y que funcionara como un espacio de memoria colectiva.

Junto con el cambio de nombre se instalaron las primeras intervenciones artísticas alusivas, muchas de las cuales fueron renovadas en esta ocasión. El objetivo sigue siendo el mismo: que cada persona que pase por allí se lleve un pedazo de esta historia, para que la memoria no se diluya con el tiempo.

Memoria, verdad y justicia: un compromiso que no caduca

Cromañón no es solo un hecho del pasado. Es una herida abierta que marcó a toda una generación. Las zapatillas, las fotos, los nombres escritos en las paredes, los mensajes pintados en los muros: cada elemento de la estación es un llamado a la responsabilidad social y política para que nunca más ocurra algo así.

A 20 años, los familiares continúan exigiendo justicia y medidas concretas para garantizar la seguridad en los espacios públicos y privados de la Ciudad. El arte, en este caso, se convierte en una herramienta de denuncia y de memoria, un puente entre el dolor y la esperanza, entre lo que pasó y lo que no debe volver a pasar.

Un espacio para no olvidar

Cada zapatilla pintada, cada frase escrita, cada mirada que se detiene ante un mural en la estación Once-30 de diciembre es una forma de decir presente. Es la certeza de que la memoria está viva y de que, aunque pasen los años, las 194 víctimas siguen ocupando un lugar en el corazón de la Ciudad.

El homenaje no se limita a una fecha ni a un acto oficial. Está en cada paso que damos sobre ese andén, en cada historia que contamos a quienes no vivieron aquella noche, en cada compromiso que renovamos para que la memoria, la verdad y la justicia sean parte del día a día.

Por Pablo L.