Un viaje por las colecciones históricas de la medicina veterinaria argentina
Un rincón oculto en la Facultad de Veterinaria
En pleno corazón de la Ciudad, dentro de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA, se esconde un espacio que sorprende a todo el que lo visita: el Museo de Patología Quirúrgica. No es un museo cualquiera, sino un reservorio único de piezas médico-veterinarias y especímenes anatómicos que cuentan la historia de la profesión y sus avances en nuestro país.
Fundado hace décadas como parte de la cátedra de Patología Quirúrgica, este museo nació con un objetivo académico: conservar, estudiar y exhibir materiales que sirvan de apoyo para la enseñanza y la investigación. Con el tiempo, su valor histórico y cultural lo convirtió en un patrimonio que trasciende lo universitario.
Piezas que cuentan historias
El visitante que cruza sus puertas se encuentra con colecciones de piezas quirúrgicas y órganos preservados que parecen detenidos en el tiempo. Hay desde muestras de huesos con fracturas antiguas hasta órganos afectados por enfermedades que hoy son poco frecuentes, pasando por preparaciones anatómicas cuidadosamente conservadas para la observación.
En vitrinas y frascos transparentes, las piezas muestran la huella de décadas de estudio médico. Cada ejemplar es, a la vez, testimonio científico y relato de casos que ayudaron a formar generaciones de veterinarios. Para muchos estudiantes, es la primera vez que pueden observar de cerca lo que antes solo veían en libros.
Un archivo vivo para la enseñanza
El Museo de Patología Quirúrgica sigue cumpliendo su misión educativa. Docentes y alumnos lo utilizan como laboratorio de observación, donde las piezas permiten explicar en forma concreta lesiones, patologías y técnicas quirúrgicas. En la era de las imágenes digitales, este contacto directo con los especímenes mantiene un valor insustituible.
Su acervo también se emplea en investigaciones históricas y comparativas, que ayudan a entender cómo evolucionaron ciertas enfermedades animales, cómo cambiaron las herramientas quirúrgicas y qué técnicas fueron reemplazadas con el avance de la ciencia.
“Cada pieza conserva un pedazo de historia veterinaria que no se encuentra en los manuales”
El valor cultural y patrimonial
Más allá de su función académica, el museo representa un puente entre la medicina veterinaria y la sociedad. Abre sus puertas en ocasiones especiales para que el público general pueda conocer de cerca este patrimonio científico. Es una oportunidad para descubrir que, detrás de cada diagnóstico y tratamiento, hay siglos de conocimiento acumulado.
Las colecciones, en muchos casos, fueron armadas con materiales recolectados por docentes y profesionales pioneros de la veterinaria argentina. Cada uno aportó casos, técnicas y saberes que hoy forman parte de la identidad de la institución y de la historia de la medicina veterinaria en el país.
Un legado que sigue creciendo
Lejos de ser un espacio estático, el Museo de Patología Quirúrgica sigue incorporando piezas y registros que documentan casos recientes. Esto asegura que su acervo no sea solo un reflejo del pasado, sino también un archivo vivo de la práctica veterinaria contemporánea.
En un mundo que avanza hacia la tecnología y lo digital, este museo nos recuerda la importancia de preservar lo tangible, lo que se puede ver, tocar y analizar directamente. Es un lugar donde la ciencia, la historia y la educación se encuentran para mantener viva la memoria de la medicina veterinaria.
Visitarlo es entrar en contacto con un capítulo esencial de la historia científica argentina, uno que late en cada frasco, en cada hueso, en cada pieza que guarda el testimonio de lo aprendido y lo enseñado a lo largo de generaciones.