Historias de fantasmas, pasajes misteriosos y personajes que dejaron huella en el barrio
Un barrio con sus propios mitos
En Agronomía no todo es verde y tranquilidad: entre sus calles y pasajes también circulan historias que mezclan realidad y fantasía, transmitidas de generación en generación. Son relatos que, como en todo barrio con identidad fuerte, forman parte del folclore local y le dan un toque de misterio a la vida cotidiana.
Quizás uno de los más conocidos sea el de los corredores nocturnos que dicen haber visto luces extrañas en el predio de la Facultad de Agronomía. Según cuentan, en noches de neblina aparece la figura de un hombre vestido con ropa antigua, que camina entre los árboles y desaparece sin dejar rastro. Algunos lo asocian con antiguos cuidadores del predio, otros con estudiantes que pasaban largas horas en los laboratorios y bibliotecas.
El pasaje de los ecos
Dentro del entramado de calles tranquilas, hay un pequeño pasaje donde los vecinos aseguran que se escuchan conversaciones sin que haya nadie cerca. El eco, dicen, no es el típico rebote del sonido, sino una especie de susurro que acompaña a quienes pasan de noche. Algunos jóvenes del barrio lo han tomado como punto de encuentro para contar historias de miedo, reforzando la leyenda con linternas y mates hasta la madrugada.
Este pasaje, cuyo nombre muchos prefieren no decir para mantener el misterio, se ha convertido en parte del circuito barrial de cuentos orales. Aunque para la mayoría no pasa de ser una anécdota divertida, hay quienes juran que más de una vez aceleraron el paso sintiendo que los seguían.
“En Agronomía, hasta el viento parece tener algo para contarte”
La sombra del tranvía
Antes de que los colectivos dominaran las calles, los tranvías eran el transporte estrella del barrio. Hoy ya no circulan, pero algunos vecinos dicen que, en noches muy silenciosas, se escucha el traqueteo de un tranvía fantasma avanzando por las vías que hace décadas fueron levantadas. El sonido, cuentan, comienza cerca de la Avenida San Martín y se pierde rumbo a Chacarita.
Los más grandes recuerdan haber viajado en esos tranvías y creen que la leyenda es simplemente nostalgia transformada en relato. Pero también hay quienes sostienen que es un guiño del pasado, una forma de que la historia del transporte en el barrio siga viva.
El perro del parque
Otra de las leyendas urbanas habla de un perro negro que aparece en las inmediaciones del Parque Agronomía. Dicen que acompaña a los caminantes durante unos metros y luego se esfuma. No ladra, no gruñe y tampoco acepta caricias: simplemente camina al lado de la persona y desaparece al doblar la esquina o entre los arbustos.
Aunque para algunos es solo un perro callejero, la regularidad con que se repite la historia lo convirtió en personaje barrial. Hay quienes creen que es el espíritu de un animal que vivió allí cuando el predio era más abierto y que sigue cuidando el lugar a su manera.
La importancia de las historias
Las leyendas urbanas no solo aportan misterio: son parte del tejido social que une a los vecinos. Se cuentan en reuniones familiares, en charlas de café, en la vereda después de la siesta o en las juntadas de la plaza. Y así, entre mate y mate, se renuevan, se exageran y se adaptan a los tiempos, sin perder ese encanto de historia oral que le da identidad a Agronomía.
Cada barrio tiene sus mitos, pero los de Agronomía tienen la particularidad de mezclarse con un entorno que todavía conserva mucho verde, calles tranquilas y rincones que invitan a dejar volar la imaginación. Quizás por eso, estas historias no se pierden: encuentran siempre un nuevo oído dispuesto a escucharlas… y a seguir contándolas.