¿De qué va “Mi Barrio, Mi Mural”?

La idea es sencilla y poderosa: llevar el arte a los muros que vemos todos los días, para que cuenten quiénes somos, de dónde venimos y qué cosas nos enorgullecen del barrio.

La convocatoria apunta a artistas emergentes con ganas de dejar huella, pintando escenas, personajes, instituciones y actividades propias de cada zona, esas historias que viven en la memoria colectiva.

Además de embellecer, hay un plus probado en la calle: donde hay murales cuidados baja la vandalización, se ordena el entorno y mejora la convivencia en la cuadra.

Quiénes podían postularse y cómo fue la inscripción

La convocatoria estuvo abierta a mayores de 18 años con residencia en CABA, ideal para artistas que vienen laburando en pared y quieren dar un paso más en espacios públicos.

La inscripción se realizó por TAD entre el 31 de marzo y el 30 de abril, con carga de datos personales, domicilio y documentación que acredita residencia en la Ciudad.

Cada persona presentó una única propuesta con bocetos, referencias visuales y portfolio en PDF, lo justo para entender la idea y el recorrido del artista.

Qué ofrece el programa a quienes resulten seleccionados

Los proyectos elegidos reciben materiales para la realización del mural, de modo que la cabeza y la energía del artista se concentren en la creación y no en costos.

La coordinación la llevan la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano junto con el Ministerio de Cultura, acompañando con logística, permisos y soporte técnico.

El objetivo no es llenar paredes porque sí, sino sumar obras que dialoguen con el entorno, respeten la circulación y sumen seguridad y pertenencia barrial.

Seis puntos de la Ciudad ya definidos

Comuna 1: Cochabamba 262 (5,70 m de ancho x 3,30 m de alto): un plano íntimo para detalles que cuenten identidades del casco sur porteño.

Comuna 3: Plazoleta Cariaga, Alberti 1350 (11,57 m x 2,55 m): formato panorámico ideal para relatos largos y escenas encadenadas.

Comuna 4: Tilcara y Pío Mugica (7,30 m x 3,30 m): un cruce con pulso popular donde el mural puede convertirse en hito cotidiano.

Comuna 6: Patricias Argentinas 92 (5,55 m x 2,20 m): pared mediana con paso constante, perfecta para una pieza clara y legible.

Comuna 12: Av. Balbín y Goyeneche (5,38 m x 2,25 m): esquina tradicional que pide color y guiños a la historia vecinal.

Comuna 14: Plazoleta Hospital Fernández, Bulnes 2677 (6,75 m x 2,10 m): locación sensible, ideal para imágenes que transmitan cuidado.

Lo que ya se pintó y nos dejó aprendizaje

En Pompeya, el muralista Arteando homenajeó la tradición tanguera en Del Barco de Centenera y Av. Fernández de la Cruz, un puente visual entre pasado y presente.

En Lugano, Somos Cuore, Ice y Oveja MPC transformaron un bajo nivel en “Cielo urbano”, con azules que calman el trajín y ordenan el paisaje.

En Palermo, Pogo pintó en Av. Juan B. Justo y Paraguay, con escenas icónicas —Planetario, Hipódromo— que capturan la energía del barrio.

¿Por qué un mural cuida el entorno?

Porque cuando un muro cuenta algo del barrio, la gente lo siente propio y lo protege; esa pertenencia baja pintadas al paso y reduce daños.

El color ordena: donde hay obra, se respetan más los espacios, se mejora la iluminación y aparece el cuidado de forma natural.

Y el arte suma un plus invisible: hace que la cuadra sea más caminable, que se pare a mirar y se hable del lugar con orgullo.

Qué miran al seleccionar: criterios claros

Se prioriza identidad barrial bien contada, propuesta original y apropiada al sitio, legibilidad a distancia y respeto por el tránsito peatonal.

También pesa la viabilidad técnica del boceto (paleta, materiales, tiempos) y la capacidad del artista para sostener el trabajo en muro.

Si hay vínculo con instituciones locales, mejor todavía: la obra se vuelve comunitaria y gana mantenimiento y cariño con el tiempo.

Cómo presentar un boceto que enamore

No hace falta una cátedra: un buen boceto cuenta una idea en pocas formas, se entiende rápido y deja lugar a detalles que invitan a volver.

Sumar referencias visuales ayuda a ver la dirección estética, pero lo clave es el relato: por qué esa imagen pertenece a ese muro y a ese barrio.

Si el lugar es sensible —hospital, paso escolar, plaza—, la paleta y el clima de la obra importan; el mural también acompaña emociones.

“La propuesta busca transformar espacios públicos con intervenciones que refuercen el sentido de pertenencia barrial”, subrayó César Torres. “Recuperar muros lindantes a espacios verdes o bajo nivel es clave para un entorno más limpio y ordenado”.

Quiénes organizan y por qué

La Dirección General de Competencias Comunales y Talleres, junto con la Dirección General de Desarrollo Cultural y Creativo, empujan la iniciativa de manera articulada.

El programa viene creciendo con resultados visibles, porque la cultura, cuando baja a la vereda, ordena el espacio sin gritos ni sanciones.

La política pública no se queda en el slogan: define muros, acompaña a artistas y mide impacto en vandalización y percepción de seguridad.

Consejos prácticos para muralistas

Medí el muro, miralo a distintas horas y pensá la obra con la luz real; un boceto hermoso puede perder fuerza si ignora sombras y tránsito.

Buscá un punto de foco y trabajá contrastes: la legibilidad manda en vía pública, menos es más y lo simbólico pesa más que el detalle minucioso.

Hablá con los vecinos: un dato chico puede destrabar una gran idea, como un personaje querido, un oficio olvidado o un paisaje que ya no está.

Derechos, firmas y mantenimiento

Los murales se firman de forma discreta y se acuerdan condiciones de reproducción para difusión, siempre respetando la autoría del artista.

El mantenimiento es clave: si el barrio lo siente propio, lo cuida; y si hace falta retoque, se coordina con equipo técnico y artista.

Lo importante es que la obra resista el paso del tiempo y del clima, sin perder el mensaje que la volvió parte del paisaje.

Lo que sigue después de la inscripción

Con la inscripción ya cerrada, viene la etapa de evaluación y selección; luego se calendarizan producciones y se activan las locaciones.

No se publican fechas nuevas aquí: cada seleccionado recibe el cronograma técnico con detalle de materiales, seguridad y montaje.

El espíritu es claro: que cada obra hable el idioma del barrio y se vuelva un punto de encuentro para mirar, sacar fotos y recordar.

Vecinos y vecinas: cómo acompañar

Si pintan en tu cuadra, sumá mate, buena onda y memoria: contar una anécdota puede hacer que el mural tenga chispa de historia viva.

Cuidar empieza por lo simple: no apoyar objetos contra el muro y no pegar carteles, así la obra rinde más y dura mejor en el tiempo.

Y si ves daño o pintadas encima, avisa por los canales del Gobierno para coordinar retoques; el arte se sostiene entre todos.

Cierre: pintar para reconocernos

Pintar no es tapar paredes: es abrir una conversación con el barrio, sumar belleza y bajar tensiones en lugares que pedían cariño hace rato.

“Mi Barrio, Mi Mural” sigue esa línea: arte cerca de la gente, identidad en primer plano y una ciudad que se mira a sí misma con ojos más amables.

Por Pablo L.