De un cuartito en Chorroarín a un presente lleno de deporte y comunidad

Los primeros pasos en 1928

En un cuartito de la calle Chorroarín 632, un grupo de jóvenes del barrio se juntó el 11 de diciembre de 1928 para fundar el Club Social y Deportivo Agronomía Central. Con una mesa de pino y la luz de una lámpara a kerosene, empezó una historia que marcaría para siempre la vida barrial. Durante los primeros años, llevaron el nombre del club por todas las canchas improvisadas de los baldíos de la ciudad.

En 1930 llegó una fusión importante con el Club Villa Modelo. La nueva Comisión Directiva estuvo integrada por apellidos que aún resuenan en la memoria: Mirabelli, Collazo, Repetto, Plácido, Gentile, Bruneli, Borghi y Amore. Juntos comenzaron a dar forma a un club que no se limitaba solo al fútbol, sino que soñaba con crecer en lo social y lo deportivo.

De mudanzas a la casa propia

Hasta 1933, el club funcionó en una casita en Chorroarín y Andonaegui. El básquet y el tenis empezaron a desplazar al fútbol como deportes centrales, mientras la vida social se ampliaba con la incorporación de las primeras socias. La demanda creció tanto que hubo que mudarse primero a Bucareli 964 y luego a Bauness 931.

En 1936 se tomó la gran decisión: comprar un terreno en Bauness 958 y construir la sede propia. Allí levantaron dos salas para oficinas y biblioteca, un hall con juegos de salón, una larga sala de billares y una terraza que funcionaba como buffet en los días templados. También sumaron canchas de básquet, tenis, pelota y bochas, además de dos amplias pistas de baile que le dieron al club su perfil cultural. La conducción estaba a cargo de Alfonso Rodríguez, con Carlos Pozzi y Osvaldo Borghi entre los directivos.

“El club fue siempre más que deporte: un lugar de encuentro, de baile, de amistad y de barrio.”

Deportes, carnavales y comunidad

Con el correr de los años, el club destacó en varias disciplinas. El básquet llegó a jugar en la liga de la Capital y el fútbol siguió siendo el corazón deportivo. Pero no todo era pelota: también se celebraban carnavales con murgas barriales y famosos campeonatos de baile, donde los vecinos se lucían en la pista.

En 1983, “el turco” Balouz y José Rucci trajeron la idea de sumar Baby Fútbol. Chicos de entre 6 y 13 años empezaron a jugar y esa tradición se mantiene viva hasta hoy, con más de 40 años de continuidad. Fue el comienzo de una etapa que marcó a generaciones enteras.

El club también supo estar cuando más se lo necesitaba. Una recordada juntada de ropa en un vagón se organizó para los afectados por la inundación en Santa Fe. Ese gesto solidario reafirmó la esencia del club: siempre cerca de la gente.

Un presente con nuevos desafíos

Hoy el club sigue creciendo y diversificando su propuesta. Agronomía Central ofrece fútbol, ajedrez, touch ball y taekwondo, sumando actividades que reúnen a chicos, jóvenes y adultos. También cuenta con un quincho para 50 personas, un buffet accesible y un salón de fiestas para 120 invitados, que se convierte en el corazón de cumpleaños, casamientos y celebraciones barriales.

Nada de esto hubiera sido posible sin el empuje de las distintas generaciones de socios y vecinos. Gente que trabajó siempre sin cobrar un peso, por amor al club y al barrio. Gracias a ese esfuerzo colectivo, hoy Agronomía Central es mucho más que un club deportivo: es un símbolo de pertenencia.

En cada pelota que pica, en cada tablero de ajedrez, en cada brindis del buffet, vive la memoria de aquellos pibes que en 1928 encendieron la primera lámpara en Chorroarín. Y mientras haya vecinos dispuestos a sostenerlo, la historia seguirá escribiéndose en Bauness 958, en el corazón de Parque Chas.

 

Por Pablo L.