El organismo de derechos de la infancia fortalece su labor por hogares con amor

Un derecho que empieza en el afecto

Lunes 29 de septiembre de 2025 – En la Ciudad, cientos de chicos y chicas viven en hogares convivenciales mientras esperan algo tan simple y profundo como un hogar que los abrace y los acompañe. No se trata solo de un techo, sino de ese espacio donde hay afecto, escucha, y la posibilidad de sentirse parte de una familia.

El Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la Ciudad recuerda que toda niña, niño y adolescente tiene derecho a crecer en un entorno familiar, ya sea con su familia de origen fortalecida o, cuando eso no es posible, a través de la adopción o de referentes afectivos que les brinden contención y acompañamiento cotidiano.

El derecho a vivir en familia no es una frase vacía: es un pilar clave para el desarrollo integral de las infancias. Es en el hogar donde se construyen los primeros vínculos, se aprenden valores y se cultiva la confianza que marcará el futuro de cada uno. Sin embargo, hay muchos chicos que aún no encontraron ese lugar de pertenencia.

El rol del Consejo y su acompañamiento constante

El Consejo trabaja día a día en dos grandes frentes. Por un lado, acompaña y fortalece a las familias de origen para que puedan sostener sus responsabilidades de cuidado, brindándoles apoyo y herramientas para atravesar momentos difíciles. Por otro lado, acompaña a los chicos y chicas para quienes ese reencuentro con su familia no es posible, impulsando los procesos de adopción y promoviendo la figura de los referentes afectivos.

La adopción, en estos casos, se convierte en una oportunidad de vida. Pero también hay otros caminos posibles, como el de los referentes afectivos: personas que, sin llegar a adoptar, eligen estar presentes en la vida de un niño o adolescente, acompañándolo, visitándolo, escuchándolo y compartiendo tiempo juntos.

“Ningún chico debería atravesar su infancia sin el calor de una familia o alguien que lo espere con cariño”, sostienen desde el Consejo.

Desde la institución explican que el objetivo no es solo encontrar hogares, sino construir redes de afecto reales y duraderas. El acompañamiento emocional es tan importante como el espacio físico donde se vive, y por eso el programa apunta a crear lazos sólidos entre los chicos y las personas que los reciben o acompañan.

Un llamado a la comunidad: abrir el corazón

El Consejo promueve la sensibilización social e invita a que más personas y familias se acerquen para conocer las distintas formas de participar. Ser parte no siempre significa adoptar: a veces se trata de ofrecer tiempo, escucha y una presencia constante. Un gesto puede cambiar la vida de alguien que espera ser querido.

El desafío sigue siendo enorme: que ningún chico o chica crezca sin el calor de una familia. Por eso se impulsan campañas, charlas y convocatorias públicas que visibilizan la realidad de quienes viven en hogares convivenciales, para que la comunidad conozca sus historias y se anime a involucrarse.

A través de las Convocatorias Públicas y del programa de Referentes Afectivos, se buscan personas dispuestas a acompañar, guiar y compartir experiencias con adolescentes que esperan tener un lazo significativo fuera de la institución. No se trata de reemplazar a una familia, sino de sumar afecto y presencia.

También existe el programa de Acogimiento Familiar, una propuesta que permite que niños y niñas puedan permanecer temporalmente en un ambiente familiar mientras se define su situación legal o se concreta un proceso de adopción. Es una forma de acompañar su espera con afecto, estabilidad y cuidado cotidiano.

Construir futuro desde el amor

Cada historia es distinta, pero el deseo que las une es el mismo: crecer en un entorno donde haya amor, contención y proyectos compartidos. Las políticas públicas apuntan a hacer realidad ese derecho y a que nadie quede relegado en su búsqueda de un hogar.

En tiempos donde el individualismo gana terreno, iniciativas como estas vuelven a poner en el centro algo esencial: el valor de acompañar. Adoptar, acoger o simplemente estar presente puede parecer pequeño, pero para quien espera, significa todo.

Desde el Consejo invitan a quienes quieran saber más a ingresar a su sitio web, donde se publican las Convocatorias Públicas y la búsqueda de Referentes Afectivos. Allí se detallan los requisitos, los procesos de inscripción y las historias que hoy necesitan una mano amiga.

Acompañar no siempre requiere grandes gestos ni condiciones especiales: muchas veces basta con abrir el corazón y ofrecer tiempo. Porque cuando un chico encuentra afecto, encuentra también esperanza, y ese es el primer paso para que su historia cambie para siempre.

 

Por Pablo L.