Un museo que se mantiene con pasión y esfuerzo
En pleno barrio de Barracas, el Museo Santa Felicitas invita a recorrer los secretos de la Buenos Aires de otra época y a conocer la vida de Felicitas Guerrero, la joven cuya muerte sacudió a la alta sociedad porteña del siglo XIX.
El museo funciona desde 2001 como un proyecto autogestionado, sin apoyo estatal, y conserva el templo construido en 1875 por el arquitecto Ernesto Bunge. Cada detalle, desde la arquitectura hasta los objetos expuestos, cuenta historias de un barrio que no se olvida.
“Todo se hace con pasión, ad honorem. Cada uno tiene su trabajo aparte, pero aquí ponemos lo que podemos para mantener vivo este espacio”, cuenta Ellen Hendi, coordinadora del museo. Entre docentes, museólogos, restauradores y exalumnos, el museo se sostiene gracias al compromiso de la gente.
Durante los primeros años y especialmente en la pandemia, los integrantes incluso pusieron dinero de su bolsillo para cubrir gastos. Patricia Tobio recuerda: “El Templo Escondido estaba cerrado y olvidado. Nos llevó mucho esfuerzo dejarlo listo para el público. Hoy se hacen jams de dibujo y conciertos allí”.
Qué incluye la visita guiada
El recorrido permite conocer el templo, el instituto y el Museo de los Túneles. En fechas especiales, una actriz interpreta a Felicitas, interactuando con los visitantes y haciendo que la historia cobre vida. Natalia Miranda, que encarna a Felicitas, sorprende con preguntas curiosas sobre costumbres actuales y revive el pasado del barrio.
Es importante aclarar que Felicitas no fue canonizada. Fue asesinada a los 26 años por Enrique Ocampo tras rechazarlo y decidir casarse con Samuel Sáenz Valiente. La tragedia ocurrió en 1872, tres años antes de que se inaugurara el templo que lleva su nombre.
Túneles de historia y memoria barrial
Los padres de Felicitas construyeron la iglesia al fondo de su mansión familiar, donde hoy se encuentra la Plaza Colombia, en la intersección de avenida Montes de Oca y calles Brandsen y Pinzón. La nombraron Santa Felicitas, en honor a una santa romana, pero también recordando a su hija.
El Museo de los Túneles muestra cómo vivían los trabajadores antes de los derechos laborales. Miles de obreros recorrían estos pasadizos hambrientos para llegar a un comedor de las monjas, donde por unos centavos podían comer sopa, guiso y pan. Los túneles reflejan no solo solidaridad, sino comunidad y resistencia.
El museo también difunde el patrimonio barrial con historias individuales y colectivas: tragedias, oficios, industrias, y hasta objetos cotidianos que marcan el presente. Cada pieza, desde herramientas de talabarteros hasta muebles de imprenta, ayuda a reconstruir la memoria viva del barrio.
Una Noche con Felicitas: historia y ficción
Para quienes buscan experiencias diferentes, el museo ofrece “Una Noche con Felicitas” cada segundo sábado del mes. El recorrido combina intervención escénica, degustación de licor histórico, guiso conventual, vino y música en vivo, generando una velada íntima donde pasado y presente se encuentran y la memoria cobra vida.
“La presencia de Felicitas nos hace reflexionar sobre lo que cambia y lo que permanece en la historia del barrio” – Ellen Hendi
Con visitas guiadas, recorridos nocturnos y exposiciones de objetos donados por vecinos, el Museo Santa Felicitas demuestra que la memoria barrial puede ser una experiencia viva y compartida, abierta a todas las generaciones.