Treinta jornadas gratuitas acercaron a la comunidad las maniobras esenciales para actuar en una urgencia y marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Un octubre movido para aprender a salvar vidas entre todos
Durante todo el mes de octubre, la Ciudad se puso al hombro una campaña enorme para que miles de personas aprendieran maniobras básicas de Reanimación Cardiopulmonar. A lo largo de los 30 encuentros organizados por el Ministerio de Seguridad porteño, más de mil vecinos y vecinas se acercaron a plazas, clubes, escuelas y espacios públicos para conocer los pasos esenciales que pueden marcar la diferencia en los primeros minutos de una emergencia, cuando cada segundo es decisivo para salvar una vida.
Las actividades formaron parte del Mes del Día Mundial de la RCP, que se celebra cada 16 de octubre, y contaron con instructores de Defensa Civil que guiaron, uno por uno, a los vecinos interesados. El objetivo fue claro: fortalecer la red de cuidado comunitario y lograr que más personas se animen a intervenir ante una urgencia médica. Porque, como se repitió en cada jornada, no hace falta ser profesional para ayudar, solo saber qué hacer y animarse.
A lo largo de las semanas, los talleres fueron tomando vida en distintos barrios. La propuesta tuvo una fuerte impronta comunitaria, con prácticas accesibles, demostraciones simples y materiales pensados para que todos puedan participar sin importar la edad ni la experiencia previa. En cada encuentro, los vecinos aprendieron a evaluar una escena, activar el sistema de emergencia y realizar compresiones efectivas, que son el corazón del procedimiento.
“Es importante que todos sepamos que aprendiendo RCP, podemos salvar una vida”, expresó Ruth Landerreche, Subsecretaria de Relaciones con la Comunidad y Asuntos Interjurisdiccionales e Internacionales en Seguridad.
Plazas, clubes y escuelas: la Ciudad como aula abierta
Uno de los puntos más concurridos fue el Cuartel de Defensa Civil, donde no solo se realizaron capacitaciones sino que también se mostraron de cerca los equipos de asistencia, los protocolos y la logística con la que trabajan a diario los profesionales. De esta manera, los vecinos pudieron conocer el detrás de escena del sistema de emergencias, algo que muchas veces queda lejos del conocimiento cotidiano.
Además, la campaña pasó por varias plazas porteñas, convirtiendo a cada una de ellas en un pequeño centro de aprendizaje. Entre los lugares elegidos estuvieron Plaza Unidad Nacional (Somellera y Murguiondo), Plaza 24 de Septiembre (Figueroa 602), Plaza Sargento Cabral (José León Suárez 1051) y Plaza Arenales (Mercedes 4058). En cada una se armó un espacio para practicar en simuladores, mientras instructores explicaban paso a paso cómo reconocer un paro cardiorrespiratorio y cómo actuar sin perder tiempo.
Una de las propuestas más queridas por las familias fue “Bomberitos por un día”, pensada para que los más chicos puedan acercarse al mundo de la emergencia desde el juego. Muchos de ellos se llevaron su primer acercamiento a la RCP, aprendiendo conceptos básicos que, sin dudas, serán semillas para una cultura de cuidado a largo plazo. Y en el camino, se dieron cuenta de que cualquiera puede aprender a ayudar, incluso desde pequeño.
Las escuelas y universidades también fueron protagonistas. El programa llegó a instituciones como el Colegio Manuel Belgrano, el Centro Educativo San Francisco Javier Borges y la Universidad Abierta Interamericana. En cada visita, los instructores armaron dinámicas pensadas para jóvenes y adultos, generando un ambiente donde la prevención, la rapidez y la solidaridad se viven como parte de la formación ciudadana.
Los clubes barriales, con su rol histórico de encuentro y contención, sumaron su propio aporte. Entre ellos participaron el Club Social y Deportivo Mitre y el Belgrano Athletic Club, dos instituciones con una fuerte presencia territorial. Allí, vecinos y socios se acercaron para practicar RCP, hacer consultas y entender mejor cómo responder ante situaciones que pueden aparecer en el día a día, desde partidos de fútbol hasta reuniones sociales. En cada uno de estos espacios, la comunidad se convirtió en protagonista del aprendizaje.
Un trabajo que también llegó a instituciones clave
El programa no se quedó solo en el ámbito comunitario: también se extendió al Barrio Mugica, donde instructores capacitaron a vecinos y referentes locales, y al Senado de la Nación, donde el personal recibió entrenamiento en maniobras de RCP y primeros auxilios. En ambos casos, la meta fue la misma: que más personas estén preparadas para actuar ante una emergencia real, sin importar el lugar ni el contexto.
El cierre del mes fue el viernes, en el Auditorio del Cuerpo de Tránsito de Parque Chacabuco, donde se realizó una jornada final abierta al público. Allí se reconoció especialmente a todas las instituciones, equipos y vecinos que le pusieron el cuerpo a las capacitaciones durante octubre. Fue un cierre cálido y comunitario, donde quedó claro que aprender RCP es un acto simple pero profundamente transformador.
Con este tipo de iniciativas, la Ciudad reafirma algo esencial: cuando las herramientas llegan a la gente, cuando los instructores se acercan a los barrios y cuando la información se comparte de manera clara y accesible, la prevención deja de ser teoría y se convierte en acción concreta. Y esa acción puede salvar vidas.





