Un instituto que junta miradas, saberes y experiencias para entender mejor el mundo agroalimentario
Un nacimiento muy esperado dentro de la Facultad
“Queremos aportar a la comunidad científica y a la sociedad en general”, dijo Beatriz Nussbaumer.
En la Facultad de Agronomía de la UBA andaban con ganas de dar este paso hace rato, y finalmente se concretó: nació el Instituto de Estudios Sociales Agroalimentarios, Rurales y Ambientales, más conocido como IESARA. Es un espacio que viene a poner bajo el mismo techo a un montón de gente que investiga el mundo del campo, los alimentos, la vida rural y las problemáticas ambientales desde miradas bien distintas, pero siempre conectadas.
La idea de este instituto no surgió de un día para el otro; fue la respuesta a muchos años de laburo académico compartido, donde docentes, becarios y grupos de investigación venían colaborando, pero sin un lugar institucional que los reuniera y les diera identidad propia.
Por eso, para quienes vienen trabajando en estas temáticas dentro de la Facultad, este momento se vive casi como un sueño cumplido. El IESARA les permite consolidar un perfil que combina ciencias sociales, agro, ambiente y territorio, un mix que hoy es clave para entender los quilombos que atraviesan los sistemas productivos.
El IESARA está conformado por un grupo enorme de personas: 45 investigadores y becarios de 13 cátedras distintas. La diversidad de trayectorias es una de las grandes fortalezas, porque mezcla juventudes con formación en marcha, gente con experiencia y docentes-investigadores que vienen sumando debates en la facultad hace décadas.
Un instituto que llega con mucha potencia académica
En números concretos, el equipo incluye 46 docentes-investigadores activos, de los cuales más de la mitad tienen dedicación exclusiva o semiexclusiva. Esto significa que hay gente que se dedica casi de lleno a producir conocimiento en estas áreas, algo que habla de un compromiso fuerte y sostenido.
Además, dentro del IESARA ya se están moviendo muchas tesis: 46 de grado, 8 de especialización, 14 de maestría y 20 doctorales o posdoctorales. O sea que no es un instituto que arranca vacío; arranca lleno de proyectos que ya venían en marcha y ahora tienen un hogar común.
La directora del Instituto, Beatriz Nussbaumer, junto a las coordinadoras Cynthia Pizarro y Julieta Monzón, contaron que este proyecto es fruto de años de empujar juntas para crear un espacio propio dentro de la Facultad. Para ellas, era clave tener un lugar que permitiera ordenar, potenciar y visibilizar la producción social dentro de la FAUBA.
Según explicaron, el contexto global y local también apuró esta necesidad. Hoy convivimos con crisis ambientales crecientes, tensiones en los sistemas agroalimentarios y cambios profundos en la vida rural, y todo eso exige miradas complejas, abiertas y multidisciplinarias.
Por eso, el IESARA tiene como misión no solo investigar lo que pasa en estos territorios, sino también coproducir conocimiento con organizaciones, aportar a políticas públicas y promover tecnologías sociales. O sea, no quedarse en la academia, sino salir al territorio y volver transformado.
“Nuestra fuerza está en la diversidad y en el trabajo en equipo”, dijo Nussbaumer, resaltando que la idea es construir una agenda común que mezcle experiencias, problemas y enfoques distintos. Lejos de ser un espacio rígido, buscan que el instituto sea flexible, vivo y conectado con las discusiones sociales actuales.
Un paso más en la historia social de la FAUBA
La FAUBA viene hace años trabajando en ciencias sociales aplicadas al agro. Carreras como Economía Agraria, Desarrollo Rural o Ciencias Ambientales muestran que en la Facultad hay una base sólida para pensar el agro más allá de lo técnico.
Además, la inserción territorial que mantienen con organizaciones sociales y productivas fue marcando un camino. Ese vínculo real con el campo, las comunidades y los actores del sistema agroalimentario también empujó a crear un instituto que acompañe y ordene ese tipo de trabajo.
Las investigadoras destacaron que el IESARA llega “para consolidar esa impronta”, porque integra docentes, estudiantes y becarios que vienen pensando en cómo producir conocimiento con impacto concreto. No se trata solo de publicar papers, sino de participar en debates que afectan la vida cotidiana.
En cuanto a lo que viene, ya adelantaron algo importante: del 9 al 12 de diciembre de 2025 harán la jornada de lanzamiento del IESARA. Será un encuentro para mostrar líneas de investigación, presentar equipos de trabajo y fortalecer el sentimiento de pertenencia entre quienes conforman el instituto.
Este lanzamiento también marca un hito institucional: el IESARA se suma al INBA y al IFEVA como parte de los institutos propios de la FAUBA. Además se integra con otras subsedes que funcionan en el predio, como el INPA o el CIHIDECAR, reforzando una red de investigación que atraviesa varias facultades.
De esta manera, la Facultad se sigue posicionando como un espacio clave para entender y enfrentar los desafíos del sector agroalimentario y ambiental. No solo desde lo técnico, sino también desde lo social, lo humano y lo territorial, que son dimensiones fundamentales para pensar el futuro.
En síntesis, el nacimiento del IESARA representa un paso enorme para la FAUBA: un instituto que mezcla miradas, potencia saberes y abre caminos nuevos para investigar el mundo rural y ambiental. Y que, si todo sale como lo imaginan, va a convertirse en un referente dentro y fuera de la universidad.





