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Elecciones 2019: datos fuertes en la batalla por el Gran Buenos Aires

Se recontra sabe que Buenos Aires y sobre todo el Conurbano son los escenarios en los que siempre se libran las grandes, decisivas batallas electorales del país; ahora entre el macrismo y el cristinismo. Y eso que está claro sin necesidad de abundar en palabras, aparece mucho más claro cuando se lo pone en números.

Uno de ellos dice que la Provincia reúne casi 12,3 millones de electores, que representan el 37% del padrón nacional completo. Semejante peso sobre los resultados finales queda registrado en un dato de la misma especie: equivale a los votos que aportan, juntas, Córdoba, Santa Fe, la Ciudad Autónoma, Mendoza, Tucumán y Entre Ríos.

Pero la verdadera clave anida en el Conurbano y no tanto en los 9,7 millones de electores que totaliza sino en los 8,9 millones concentrados casi por partes iguales en dos secciones para el caso cruciales. La tercera, donde figuran entre otros los partidos de La Matanza, Almirante Brown, Esteban Echeverría, Lanús y Quilmes. Y la primera, que va desde Malvinas Argentinas, Merlo y Moreno, hasta Morón, San Fernando y Vicente López.

La suma de ambas dice 28% del universo total o, si se prefiere, dice que en la nacional casi un voto de cada tres están allí.

Sobre este GBA populoso, denso y desarticulado, aunque de un volumen político incomparable, cae pesada la crisis económica. Y se expresa en magnitudes considerables, según las últimas estadísticas del INDEC:

  • La pobreza anotó un 35,9% durante el segundo semestre del año pasado, casi cuatro puntos porcentuales por encima de la media nacional. Puesto en personas de carne y hueso, eso significa 4,4 millones de pobres, el 49% de todo el país y 900 mil más que en el segundo semestre de 2017. La tasa de indigencia del GBA sólo es superada por las de Corrientes y el Gran Resistencia: dos centros urbanos de los 31 que analiza el INDEC.
  • De los 1.338.000 desocupados que hay en la Argentina, el 53% vive en el Conurbano. Si se agregan los subocupados, esto es, gente que trabaja menos de 35 horas semanales y quiere o necesita trabajar más, ya estamos hablando de cerca de un millón y medio de habitantes con problemas laborales serios.

Valen aquí dos precisiones. Una, conocida, que el INDEC de Guillermo Moreno ocultó información que perjudicaba a Cristina Kirchner. Y el siguiente, de especialistas independientes, es que cuando ella dejó el gobierno la pobreza había escalado al 30%.

Pero aun cuando en la comparación resulten de menor impacto relativo, otro par de indicadores oficiales también reflejan la situación económica del GBA:

  • Entre abril de 2018 y abril de 2019, las ventas en supermercados crecieron allí 42,6% en valores corrientes, trece puntos porcentuales menos que la inflación del mismo período. El promedio nacional registró 45,6%; un 52% la Ciudad de Buenos Aires; 48,5% Córdoba y 43% Santa Fe. Este cuadro remite directamente a la capacidad de compra de los bonaerenses o, mejor dicho, a la capacidad de compra de gran parte de los bonaerenses.
  • De nuevo ingresos y problemática laboral, entre los mismos meses las ventas de electrodomésticos y artículos para el hogar bajaron un 12% y más que duplicando la caída del 5% que anotó el promedio general. En el reverso de la moneda, la Ciudad Autónoma mostró un crecimiento del 7% o un poder de compra bien distinto.

El cuadro puede ser leído así como viene del INDEC o contorneado por otras interpretaciones. Afirman que esos datos “atrasan”, que la recesión tocó piso en diciembre y que después de un traspié en marzo se recuperó en abril y mayo.

Un relato alternativo podría sostener que así la tasa de pobreza corresponda al segundo semestre de 2018, tiene adentro al tercer trimestre y a diciembre. También, que un 35,9% en el GBA resulta demasía alto como para que pueda volver al 29,5% de los buenos tiempos, el de 2017.

Algo parecido ocurre con el desempleo bonaerense del 12,3% o el 10,1% nacional, como que esta vez se trata de datos más frescos, del primer trimestre de este año. Y agregar a la cuenta abril 2019-abril 2018 señala una pérdida de 204 mil puestos de trabajo en blanco, 30% en la industria y 22% en el comercio.

Frente a un cuadro social así de crítico, sobre todo en zonas ya críticas, todavía saben a poco las mejoras en sectores productivos que suelen destacarse desde el gobierno.

Para el caso, el 0,8% que subió la actividad económica global en abril contra marzo; el 0,6% de mayo sobre abril de la industria y aún el 2,3% también en mayo de la construcción. Son avances luego que los mismos índices acumularan doce, hasta trece meses de caídas consecutivas.

El INDEC acaba de sumar a este boletín un retroceso del 0,7% en abril versus marzo, en un indicador que mide el uso de servicios públicos, que es igual a decir consumos directos y bien sensibles. Al interior del promedio del mes y de las fuertes caídas anuales, hay desde la demanda de electricidad, gas y agua, hasta el transporte de pasajeros y el pago de peajes en las rutas.

Se sabe: las cifras fatigan cuando vienen en tropel, pero a veces o a menudo resultan un muestrario de la realidad tal cual es.

Así vienen, también en tropel, las encuestas que revelan un crecimiento constante del macrismo, después de estar hasta diez puntos debajo del cristinismo.

¿Y qué dicen aquellas que se manejan en despachos políticos de la Provincia? Dicen, en principio, ni tanto ni tan poco. Por ejemplo, que mano a mano la gobernadora María Eugenia Vidal le saca un punto de ventaja a Axel Kicillof. Y que para la elección a Presidente, Juntos por el Cambio aparece cuatro puntos atrás del Frente de Todos.

Desde la Casa Rosada no ven el mismo cuadro, solo que entre un punto de vista y el otro media una diferencia llamada cercanía. En Buenos Aires palpan el día de su propio electorado y, con mucho detalle, el clima que existe en los distritos fuertes del GBA.

Con el foco puesto sobre las PASO, coinciden en que los propios son “más apáticos” que los militantes kirchneristas. Por eso llaman a votar el 11 de agosto, y dicen lo que todo el mundo dice: “Las primarias ya se parecen claramente a la primera vuelta. Su resultado se proyectará a la elección general y el tiempo urge”. Si se quiere, de nuevo la cercanía.

En la Provincia observan otras cosas, como un repunte del consumo todavía “muy moderado y una economía que aún da poco”.

Puesto así, el cuadro potencia la gran apuesta que el Gobierno ha hecho a la paz cambiaria. A mantener el dólar a raya y conseguir, de seguido, que la inflación empiece a desinflarse. Cuestión de tiempos, eso no se notará del modo en que debiera notarse antes de las PASO y pregunta inevitable: ¿El tiempo político podrá estirarse hasta octubre?

 

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