Mientras la pandemia avanza y los casos de coronavirus suben, las miradas se enfocan cada vez más en el armisticio que permitiría destrabar este “conflicto bélico” global: la vacuna para el covid-19. No sólo es por la necesidad, sino porque están empezando a difundirse los resultados de las vacunas que están más avanzadas en la carrera, y están siendo alentadores. Uno de ellos es el de Pfizer y BioNTech, que ya se anunció que se va a testear en Argentina. Otro, la vacuna que investigan la Universidad de Oxford junto con AstraZeneca, y que Ginés Gonzalez García pidió que se pruebe también acá. Pero las autoridades sanitarias están en tratativas para que Argentina sea sede de los ensayos clínicos de otras tres potenciales vacunas.
La información fue confirmada por fuentes oficiales, que aclararon que “por ahora son sólo conversaciones”. La única participación confirmada hoy de Argentina es el reclutamiento de voluntarios de entre 18 y 85 años para el ensayo de fase III de la vacuna de Pfizer y BioNTech que se hará a partir de agosto en el Hospital Militar Central y que coordina el infectólogo Fernando Polack.
Los estudios clínicos son claves en la investigación de una vacuna o de cualquier fármaco. La teoría que primero se prueba en etapa pre clínica con modelos matemáticos y luego en animales tiene que validarse en seres humanos. Estos estudios tienen distintas fases, que en algunos casos pueden realizarse juntas. En la I, se prueba en una cantidad reducida de voluntarios que el medicamento sea seguro. Luego, en la fase II se analiza en un grupo por lo general de centenares de personas, que sea efectivo. Si funciona, se pasa a la fase III, en la que se testea ya en una población mayor, de miles de personas, e idealmente en distintos lugares. Un resultado positivo en fase III habilita la aprobación de las autoridades sanitarias, y una vez que el medicamento está en el mercado se lo sigue estudiando en lo que se denomina fase IV.
Ginés le pidió al laboratorio AstraZeneca que Argentina pueda sumarse al estudio fase II/III de la vacuna de Oxford que ya está en curso, para el que participarán 50.000 personas y el 10% serán reclutadas en Brasil. Ante la consulta por este pedido, desde la filial local de la farmacéutica con sede en el Reino Unido respondieron que “AstraZeneca continuará identificando y forjando asociaciones adicionales para cumplir con su compromiso de apoyar el acceso amplio y equitativo a la mayor cantidad de personas en todo el mundo, donde sea que vivan. Estos acuerdos se llevan a cabo en paralelo para garantizar un suministro amplio y equitativo de la potencial vacuna en todo el mundo sin ganancias durante la pandemia”.
Pero ahora se supo que Argentina también quiere participar en los ensayos de dos vacunas chinas y de una europea, según precisó a este diario el infectólogo Pedro Cahn, integrante del comité asesor presidencial. El especialista también usó la expresión “conversaciones” para calificar la instancia en la que están las negociaciones, y aclaró que hubo una “expresión de interés” del Gobierno argentino en formar parte de distintos estudios. Ginés lo dijo en la reunión con AstraZeneca: “Es la voluntad de Argentina ser parte de los ensayos clínicos y que haya transferencia de tecnología, como así también garantizar el acceso rápido y equitativo a la potencial vacuna”.
¿Cuáles son la otras tres vacunas por las que Argentina está “conversando”?
Dos se investigaron en China, y en este caso esas negociaciones se están llevando adelante individualmente. En el caso de la tercera, que es la vacuna de Janssen (una compañía farmacéutica con sede en Bélgica del grupo Johnson & Johnson) es a través de CoVPN, la red formada por los Institutos de Salud de Estados Unidos —y de la que Argentina forma parte— para impulsar estudios de inmunización y anticuerpos monoclonales contra el coronavirus.
Una de las vacunas es la recombinante de coronavirus que desarrolló la biofarmacéutica CanSino Biologics de China y el Instituto Científico Militar de ese país, de la que este lunes The Lancet publicó que tuvo una buena respuesta inmune en la fase II. Esta vacuna ya fue autorizada en China por la Comisión Militar Central para ser usada entre los miembros de las fuerzas armadas incluso sin haber completado la etapa de investigación clínica.
La otra es la que está desarrollando la compañía Sinovac Biotech junto con los Institutos de Productos Biológicos de Beijing y de Wuhan. Es una vacuna de virus inactivado llamada CoronaVac, que mostró respuesta inmunitaria en el 90% de los 743 voluntarios en los que testeó en fase I y II. Ahora, en la fase III se evaluará en seis estados de Brasil.
Por último, se suma a la lista la vacuna recombinante de Janssen. De acuerdo el sitio de la Organización Mundial de la Salud que actualiza la información de todos los productos en investigación en el mundo, todavía no se inició la fase I/II, que comenzará próximamente en Estados Unidos y en Bélgica. «Si el análisis preliminar de los resultados es positivo, en los próximos meses avanzaríamos en los estudios de fase III. Argentina cuenta con las capacidades técnicas y el conocimiento científico para llevar adelante estudios clínicos de este tipo, pero es prematuro afirmar que sería uno de los países seleccionados para hacerlo. Previamente, la compañía lleva adelante estudios de factibilidad en diversos mercados en los que se evalúan distintas variables, incluyendo principalmente los factores epidemiológicos al momento de realizar el estudio”, señaló Paula Barreyro, directora de Asuntos Médicos y Regulatorios de Janssen Latinoamérica Sur.
Cahn explicó que la participación de nuestro país en estos estudios clínicos es importante por varias razones, no sólo porque podría suponer un cierto favoritismo para garantizarse el acceso temprano una vez que la vacuna esté disponible en el mercado o la transferencia científica y tecnológica necesaria para la producción local. “Argentina tiene una tradición y condiciones para desarrollar investigaciones clínicas de calidad. Para nosotros es importante ver con estos estudios las particularidades del virus acá, de las que nos enteraríamos si no más tarde”, remarcó el epidemiólogo.