Un espacio histórico donde el deporte y la cultura popular conviven desde hace décadas

Un club de barrio con identidad propia

En el entramado barrial de Villa Ortúzar, el Club Social y Deportivo El Alba es mucho más que un lugar para practicar deportes. Es un punto de encuentro que respira historia, donde el boxeo y el tango se han dado la mano durante generaciones, forjando una identidad única en la zona.

Fundado en los años de esplendor de los clubes sociales porteños, El Alba nació como espacio para la vida comunitaria. Con el tiempo, encontró en el boxeo y en el tango dos pilares que marcaron su carácter y que todavía hoy laten en su actividad diaria.

“El Alba es un club de barrio, pero con alma de ring y pista de tango”

Boxeo: disciplina y pasión

El ring de El Alba es testigo de innumerables horas de entrenamiento, guanteo y esfuerzo. Aquí se han formado pugilistas amateurs que luego representaron al barrio en torneos locales y nacionales. No solo se enseña técnica: el boxeo se vive como una escuela de vida, donde la disciplina, la constancia y el respeto son tan importantes como el golpe certero.

El club ofrece entrenamientos para jóvenes y adultos, con profesores que no solo transmiten conocimientos deportivos, sino también valores que trascienden el cuadrilátero. Muchos vecinos recuerdan haber pasado sus primeras tardes de adolescencia en el gimnasio del club, aprendiendo a usar las vendas y el saco antes de subir al ring.

Tango: la otra cara del club

El mismo salón que de día suena a guantes y cuerdas, de noche puede transformarse en una pista de tango con luces tenues y música de bandoneón. El Alba ha albergado milongas, prácticas de tango y peñas culturales que mantienen vivo este género porteño.

Vecinos de todas las edades se acercan a sus clases, donde aprenden no solo los pasos y la postura, sino también la historia y el sentir del tango. El abrazo, el compás y la improvisación hacen que cada noche de milonga sea diferente, y que el espíritu del arrabal vuelva a recorrer las calles de Ortúzar.

Un punto de encuentro barrial

En El Alba no importa si se llega con ganas de entrenar o de bailar: lo importante es compartir. El club mantiene abiertas sus puertas para actividades sociales, encuentros de vecinos, proyecciones y festivales. Es un espacio donde se mezclan generaciones, y donde un joven boxeador puede terminar la noche mirando cómo los más grandes se lucen en la pista.

Las paredes guardan fotos, trofeos y recuerdos que cuentan la historia de un barrio que se reconoce en este lugar. El Alba es memoria viva de Villa Ortúzar, y cada actividad que allí se realiza refuerza el lazo comunitario.

Tradición y futuro

A pesar de los cambios que atraviesan a la Ciudad, El Alba mantiene intacto su espíritu barrial. Las nuevas generaciones se suman a sus actividades, ya sea para calzarse los guantes o para aprender a marcar el paso al compás de un tango. El desafío es seguir siendo ese refugio cultural y deportivo que tantas historias ha cobijado.

En Villa Ortúzar, hablar de El Alba es hablar de compromiso, de amistad y de identidad. Es saber que, entre guantes y bandoneones, el barrio sigue teniendo un lugar donde encontrarse y sentirse en casa.

 

Por Pablo L.