A 10 años del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, los desafíos persisten y la inspiración crece
Una fecha que nació para abrir caminos
Cada 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una jornada que surgió para visibilizar la brecha de género en las áreas científicas y tecnológicas. Desde su instauración hace una década, se han impulsado programas, becas y campañas que buscan derribar estereotipos y alentar a las nuevas generaciones a elegir caminos profesionales vinculados a la ciencia.
Si bien hay avances que no se pueden negar —más mujeres en universidades, mayor participación en proyectos de investigación—, los datos muestran que todavía queda mucho por hacer. Las desigualdades no solo persisten, sino que se hacen más visibles a medida que las mujeres avanzan en sus carreras.
“A medida que las mujeres ascienden en la ciencia, la desigualdad se hace más notoria.”
Una desigualdad que se mantiene en los niveles más altos
Según un estudio de la ONU realizado en 2022, la representación femenina en puestos de liderazgo científico sigue siendo baja. Las mujeres acceden con mayor dificultad a cargos de decisión, dirección de laboratorios o jefaturas de proyectos. Esta barrera invisible, conocida como “techo de cristal”, limita no solo sus carreras, sino también el aporte de sus miradas y perspectivas a la ciencia.
Este desafío no es solo una cuestión de igualdad: incluir más mujeres en la ciencia es una necesidad para el desarrollo sostenible. La diversidad en equipos de investigación enriquece las soluciones, potencia la innovación y favorece una mirada más amplia a problemas globales.
Empoderar para transformar
La igualdad de género es un pilar de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Empoderar a mujeres y niñas en la ciencia es clave para lograr un crecimiento económico más equitativo y un avance tecnológico que represente a toda la sociedad. Sin embargo, para que eso suceda, hay que trabajar desde la infancia.
Incentivar a niñas y adolescentes a interesarse por la ciencia no es solo hablarles de fórmulas y laboratorios: es mostrarles referentes reales, mujeres que han abierto puertas antes cerradas, que han hecho descubrimientos, que han liderado equipos y que, sobre todo, han demostrado que es posible llegar.
Inspirar con ejemplos concretos
Las historias de mujeres como Marie Curie, Rosalind Franklin, Ada Lovelace o Cecilia Grierson siguen siendo faros. Pero también es fundamental destacar a las científicas de hoy: investigadoras argentinas que trabajan en biotecnología, energías renovables, inteligencia artificial o astronomía, y que están dejando huella tanto en el país como en el exterior.
Conocer sus trayectorias ayuda a que las chicas se vean reflejadas y puedan imaginarse a sí mismas en esos lugares. La representación importa: cuando ves a alguien como vos en un puesto al que aspirás, el sueño se vuelve más alcanzable.
Un compromiso que empieza en casa y en la escuela
Fomentar el interés por la ciencia empieza desde lo cotidiano. Las familias, las escuelas y las organizaciones comunitarias pueden crear espacios para la exploración científica, desde ferias de ciencia hasta talleres de robótica o charlas con profesionales.
Los programas de mentoría también son una herramienta poderosa. Cuando una científica comparte su experiencia con estudiantes, no solo les transmite conocimientos técnicos, sino que les muestra un camino posible.
Un mensaje para las niñas y adolescentes
Desde nuestro organismo, que trabaja por los derechos de la niñez y la adolescencia, queremos decirles a las niñas que la ciencia también es su lugar. Que pueden ser investigadoras, ingenieras, programadoras, astrónomas, médicas o inventoras. Que su curiosidad es un motor que vale la pena seguir.
Este 11 de febrero no solo conmemoramos una fecha: renovamos el compromiso de inspirar y acompañar a las nuevas generaciones para que derriben barreras y encuentren en la ciencia un camino de libertad y realización.