En el inicio de clases, la importancia de trabajar juntos para construir escuelas seguras y libres de violencia

Una problemática que no podemos ignorar

El bullying escolar es una de las formas de violencia entre pares más preocupantes en la infancia y adolescencia. No se trata de un simple conflicto o discusión ocasional: es un acoso sostenido en el tiempo, que puede dejar marcas profundas en la salud mental y emocional de quienes lo padecen.

A pocos días de comenzar el ciclo lectivo, es clave poner el tema sobre la mesa. Tanto familias como docentes y autoridades educativas tienen la responsabilidad de trabajar en conjunto para prevenirlo y actuar de inmediato cuando se detecta.

“El bullying no es un juego ni una etapa: es una forma de violencia que debe frenarse desde el primer indicio.”

Cómo identificarlo y por qué es diferente a un conflicto común

A diferencia de una discusión puntual entre compañeros, el bullying implica conductas repetidas y sistemáticas que buscan humillar, excluir o agredir a la víctima. Puede manifestarse de distintas maneras: burlas constantes, golpes, amenazas, aislamiento social o ciberacoso.

Sus consecuencias pueden ir desde baja autoestima, ansiedad y depresión, hasta un deterioro del rendimiento escolar e incluso el abandono de la escuela. Por eso, la detección temprana y la intervención son fundamentales.

La prevención empieza en casa y en la escuela

Para prevenir el bullying, es indispensable que las familias y la escuela trabajen de manera articulada. Algunas estrategias clave incluyen:

• Proporcionar educación y concientización sobre el bullying.
• Fomentar un clima escolar basado en el respeto y la tolerancia.
• Generar espacios de diálogo y confianza con niñas, niños y adolescentes.
• Reforzar que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de cuidado.
• Brindar apoyo y asesoramiento a las víctimas y a sus familias.

Signos de alerta que no deben pasarse por alto

Los adultos deben estar atentos a cambios en el comportamiento y el estado emocional de niñas, niños y adolescentes. Algunos signos que pueden indicar que un chico o chica está siendo víctima de bullying son:

• Aislamiento o pérdida de interés por actividades que antes disfrutaba.
• Lesiones físicas sin una explicación clara.
• Cambios bruscos en el rendimiento escolar.
• Alteraciones del sueño o del apetito.
• Manifestaciones de tristeza, irritabilidad o miedo a asistir a clases.

Qué hacer ante una situación de bullying

Ante cualquier sospecha o confirmación, la intervención debe ser inmediata. Es fundamental que la escuela active sus protocolos, que las familias se involucren y que, si es necesario, se recurra a ayuda profesional especializada para proteger a la víctima.

En la Ciudad, la Línea 102 funciona las 24 horas, todos los días del año. Este servicio brinda orientación, escucha y asesoramiento ante cualquier situación que vulnere los derechos de niñas, niños y adolescentes.

Construir un entorno seguro es tarea de todos

La prevención del bullying no depende solo de la escuela. Es una responsabilidad compartida entre familias, docentes, autoridades y la comunidad en general. La educación en valores, la comunicación abierta y el compromiso activo son las herramientas más efectivas para erradicar esta forma de violencia.

En este comienzo de clases, la invitación es clara: trabajemos juntos para que cada escuela sea un espacio de respeto, cuidado y aprendizaje, donde todas las niñas, niños y adolescentes puedan desarrollarse libres de acoso y discriminación.

Por Pablo L.