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Cerebro adolescente: un periodo de riesgos y oportunidades

Hace décadas, se daba por sentado, que el mayor periodo de desarrollo cerebral sucedería en los primeros años de vida, pero en ese entonces, no contábamos con las herramientas necesarias para mirar dentro del cerebro y poder determinar con mayor precisión su desarrollo en las diferentes etapas de la vida. Los grandes avances en métodos tales como la resonancia magnética estructural y funcional, nos permite mirar la estructura y funcionalidad del cerebro. Hoy entendemos que no todo termina de desarrollarse en los primeros años de vida sino que el desarrollo continúa hasta los 25 años aproximadamente.

Más allá de que a los 6 años de edad el volumen cerebral ya tiene el 90% de lo que será en la adultez, el desarrollo cerebral está todavía muy lejos de estar completo. Continúa con su desarrollo y cambio durante el resto de nuestra vida, pero lo hace de una manera más lenta y pausada que en los primeros años.

Uno de los mayores desafíos que existen en esta etapa de desarrollo adolescente es que así como en los primeros tres años existe un periodo de plasticidad cerebral, con un crecimiento neuronal (sinaptogénesis) y su consecuente poda neuronal, en la adolescencia -justo antes del surgimiento de la pubertad- existe un nuevo y notable aumento de las sinapsis y otro período prominente de poda sináptica. En algunas regiones cerebrales, hasta la mitad de las conexiones sinápticas se pierden.

Brindar y promover experiencias enriquecedoras a nuestros adolescentes impactará sin lugar a dudas en la generación de más y mejores conexiones cerebrales. Esto es una oportunidad y a la vez una responsabilidad de padres, docentes y profesionales de la salud.

Dra. Teresa Torralva (MN.20816)
DIRECTORA DEL DPTO. DE NEUROPSICOLOGÍA DE INECO E INVESTIGADORA DEL LABORATORIO DE NEUROPSICOLOGÍA DE FUNDACIÓN INECO- INCYT

Este segundo período de poda sináptica (ya mencionamos que la primera tiene lugar en los años iniciales) es fundamental porque contribuye a la sintonía fina, al esculpido de las conexiones cerebrales necesarias para que se generen los circuitos del cerebro adulto. Este es un nuevo “período de plasticidad cerebral” que se da durante la adolescencia, como parte del desarrollo normal y que no volverá a presentarse otra vez.

Las regiones más anteriores del cerebro, llamados lóbulos frontales son los que se están cableando en este periodo del desarrollo.

Las regiones más anteriores del cerebro, llamados lóbulos frontales son los que se están cableando en este periodo del desarrollo. Ellos están relacionados con la toma de decisiones, la capacidad de abstracción, la empatía, la autoregulación emocional y otras funciones relacionadas con las interacciones sociales.

Esta es la razón por la que los adolescentes tienen dificultades en ponerse en el lugar del otro, en la toma de decisiones racional, en la regulación de sus emociones, etc. Las bases cerebrales de estas funciones no están totalmente desarrolladas aun. Brindar y promover experiencias enriquecedoras a nuestros adolescentes impactará sin lugar a dudas en la generación de más y mejores conexiones cerebrales. Esto es una oportunidad y a la vez una responsabilidad de padres, docentes y profesionales de la salud.

La adolescencia, el período de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, se trata de una de las etapas de transición más importantes en la vida del ser humano, caracterizada por un ritmo acelerado de crecimiento y cambios.

Comienza con un cambio físico que se denomina pubertad y termina en un hecho social que es la adquisición de roles adultos. Más allá de que la adolescencia como periodo tiene características que son universales, la adolescencia actual presenta algunas particularidades.

En la actualidad, la adolescencia comienza por lo menos dos años antes que hace unos 50 años (no hace tanto) a la edad promedio de 12 años. Algunos factores aún en estudio relacionan este hecho a los hábitos alimentarios de nuestros niños y su consecuente aumento de la prevalencia de obesidad, a la exposición a ciertos químicos y a la excesiva exposición a la luz azul que emanan las pantallas de los dispositivos electrónicos (celulares, ipads, computadoras, etc.).Todos estos factores parecieran ser contribuyentes ya que impactarían sobre el desarrollo hormonal de nuestros jóvenes.

Por otro lado, la adolescencia termina cuando los jóvenes adquieren roles adultos y esto pareciera ser cada vez más tarde, aproximadamente a los 25 años.

Este hecho no se da particularmente por vagancia de nuestros jóvenes, sino que existen cambios a nivel mundial relacionados con los requerimientos de las fuerzas laborales que hacen que se necesite cada vez mayor especialización académica para conseguir trabajo. Esto conlleva a que los jóvenes requieran de la ayuda de sus padres para lograrla, atrasando el hecho de querer y poder contraer matrimonio y tener hijos.

No son una generación de “vagos o vivos”, sino que estamos en un mundo diferente que requiere de habilidades distintas y más sofisticadas.

La adolescencia es una de las etapas de transición más importantes en la vida del ser humano, caracterizada por un ritmo acelerado de crecimiento y cambios.

La adolescencia no es equivalente de conflicto. Esto es parte del folklore trasmitido de generación en generación y es una visión negativa que ha estado presente en el imaginario popular al menos a lo largo de los últimos dos siglos. Muchas veces aceptado por los psicólogos, los educadores y padres en general. Sin embargo, hoy se sabe que los problemas psicológicos, de conducta y los conflictos familiares en la adolescencia, no tienen más frecuencia que en otro estadio evolutivo del ciclo vital. Por supuesto, algunos adolescentes son más conflictivos que otros pero la gran mayoría (nueve de diez) no lo son.

Tenemos que cambiar este esquema mental que nos predetermina a esperar lo peor y pensar que los 13 años aproximadamente que dura la adolescencia es un periodo de tremendas oportunidades. Existen riesgos, por supuesto, que es bueno conocer pero son sobre llevables siempre y cuando acompañemos a nuestros jóvenes con límites y mucho amor.

La ciencia del cerebro adolescente en desarrollo tiene que hacerse un camino y de esta forma brindar las herramientas necesarias para que los miembros de la comunidad, los profesionales de la salud y de la educación y los padres tengan más recursos para promover su desarrollo, acompañarlos a transitar esta etapa de la mejor manera posible, y a la vez y de ser necesario, intervenir eficazmente ante el surgimiento de determinados problemas.