Una misión argentina explora en vivo el Cañón de Mar del Plata y conecta la ciencia con la gente

Una expedición que podés seguir desde el sillón

Hay transmisiones que te atrapan y no podés dejar de mirar. Y esta es una de ellas: científicos argentinos están mostrando en vivo lo que pasa a 4.000 metros bajo el mar, en el corazón del Cañón de Mar del Plata. No es un documental viejo ni un video editado: es streaming puro, directo desde el océano y gratis para cualquiera que tenga conexión a internet.

La aventura arrancó el 23 de julio y seguirá hasta el 10 de agosto. Cualquiera puede entrar al canal oficial de YouTube del Schmidt Ocean Institute y sumarse. Ahí, el robot submarino SuBastian baja como un explorador silencioso y nos deja espiar un mundo que parecía de ciencia ficción, pero que está ahí nomás, frente a nuestras costas.

Un viaje en el buque Falkor (too)

La misión navega a bordo del Falkor (too), con más de 30 especialistas del CONICET, el Museo Argentino de Ciencias Naturales, institutos marinos y universidades del país. Cada inmersión es un viaje alucinante que muestra paisajes y criaturas nunca vistas en el mar argentino. Las cámaras transmiten en ultra HD y, mientras tanto, los investigadores toman muestras sin dañar el ecosistema.

SuBastian es como un submarino con ojos grandes y curiosos. Puede recoger sedimento, agua, ADN ambiental y hasta acercarse a especies que parecen salidas de otro planeta. Verlo avanzar entre corales y rocas es como mirar un paseo por un barrio submarino, lleno de sorpresas en cada esquina.

“Que cualquier persona pueda conectarse desde su casa y ver en vivo lo que estamos viendo nosotros, es una oportunidad única” (Daniel Lauretta, jefe científico del CONICET)

Hallazgos que se volvieron virales

En pocos días, ya identificaron más de 120 especies nuevas para la región. Hay corales de aguas frías, esponjas carnívoras, crustáceos extraños y moluscos que parecen joyas vivas. Incluso apareció una estrella de mar que, por su forma y color, fue bautizada en redes como “Patricio Estrella”.

Otro momento que explotó en internet fue cuando captaron una langosta rosa. Las redes se llenaron de memes, chistes y hasta pedidos de que se convierta en mascota oficial del streaming. El mar, de repente, se volvió protagonista de miles de charlas cotidianas.

Pero no todo es asombro. También aparecieron redes de pesca abandonadas y restos de plástico a más de 2.500 metros de profundidad. La basura humana llega incluso a los rincones más profundos del planeta, y eso encendió la alarma de los investigadores, que piden avanzar en la creación de un Área Marina Protegida para cuidar este tesoro natural.

Más audiencia que la tele

El fenómeno es tan grande que en algunos momentos superó los 50.000 espectadores en simultáneo. Eso significa que más gente estaba mirando el mar que viendo programas de entretenimiento en la tele. En redes, el streaming se volvió tendencia, con usuarios compartiendo capturas, comentando y hasta organizando “watch parties” para seguir juntos las inmersiones.

Para muchos, es la primera vez que sienten tan cerca la ciencia marina. No hay traducciones frías ni presentadores rígidos: lo que ves es lo que está pasando en tiempo real, con los científicos reaccionando en vivo a cada hallazgo.

Una misión para aprender y cuidar

La expedición también busca sembrar conciencia y despertar vocaciones. Si no conocés lo que hay en el mar, difícilmente lo cuides. Por eso, el equipo organizó charlas y conexiones especiales, como la que hicieron con la Escuela N°16 de Camarones, en Chubut, para que los chicos hablen directamente con los investigadores.

El proyecto es, al mismo tiempo, ciencia y educación. Cada criatura extraña, cada formación rocosa, cada burbuja que se ve en pantalla es una invitación a mirar distinto el mar argentino. Y de paso, a entender que cuidarlo no es solo tarea de biólogos: es responsabilidad de todos.

Si te lo perdiste, todavía estás a tiempo. Hasta el 10 de agosto podés asomarte a esta ventana única al fondo del océano y dejarte llevar por la magia de un mundo que, aunque no lo creas, está más vivo que nunca frente a nuestras playas.

Por Pablo L.