Una medida que apunta directo a frenar a los que usan vehículos para cometer robos

Un cruce de datos que cambia el juego

“El que comete un delito con moto o auto en la Ciudad se queda sin registro”, dijo Jorge Macri.

En los barrios porteños viene creciendo una idea simple pero picante: si usás un auto o una moto para salir a robar, perdés la licencia de conducir. Así, sin vueltas ni medias tintas, lo plantearon desde el Gobierno de la Ciudad cuando anunciaron esta movida que mete presión sobre quienes viven del delito usando vehículos para escaparse rápido.

La medida se apoya en algo que suena lógico: las áreas que atrapan delincuentes y las que entregan los registros empezarán a hablar entre sí. Hasta ahora esa comunicación era lenta, burocrática o directamente inexistente, y muchos que caían por hechos graves seguían teniendo la licencia como si nada hubiera pasado.

Según explicaron, será la Secretaría de Seguridad la que mande a la Dirección de Habilitación de Conductores los datos de cada persona detenida por usar un vehículo para salir a robar. Ese cruce de información permitirá que la Ciudad tenga un ojo encima de quienes usan su registro como herramienta para el delito, y no para manejar de forma responsable como cualquier vecino.

Una vez recibido ese informe, la Dirección evaluará cada caso y aplicará la normativa que ya existe, pero ahora con todos los datos en tiempo real. Eso puede terminar en la baja del registro, que es la sanción más fuerte, sobre todo para los que usan vehículos como principal medio para delinquir.

Números que encienden alarmas

Durante este año, las detenciones por robos cometidos con autos o motos llegaron a cifras que preocupan: en total fueron 1.021 personas detenidas solo en la Ciudad de Buenos Aires. Es un número que, según cuentan quienes trabajan en seguridad, refleja cómo cambiaron los modos de robo en los últimos años.

De esas más de mil detenciones, 523 corresponden a personas domiciliadas en la provincia de Buenos Aires, y 446 son de la propia Ciudad. Entre estas últimas, 125 tenían licencias emitidas por la Ciudad al momento de ser detenidas, lo que revela que muchos delincuentes estaban plenamente habilitados para manejar mientras cometían robos.

Esos 125 casos ya fueron enviados a la Dirección de Habilitación de Conductores, y lo mismo se hará con cada nueva detención vinculada a delitos cometidos arriba de motos o autos. La idea es que nadie siga manejando como si nada después de usar un vehículo para lastimar o asustar a otros.

“En la Ciudad el orden no se negocia”, dijo Jorge Macri al explicar la medida, y lo reforzó con datos: solo este año detuvieron a 125 delincuentes que usaron vehículos para robar teniendo licencia vigente. Para él, es difícil pedirle seguridad al vecino si quienes cometen delitos siguen circulando con total libertad por las calles.

Una apuesta a cortar ventajas delictivas

Los que conocen el día a día en la calle explican que manejar no es solo un detalle para quienes roban: un vehículo puede ser una vía rápida para escapar, intimidar o sorprender a una víctima. Por eso quitar la licencia apunta a cortar una herramienta central del delito urbano.

Maximiliano Piñeiro, secretario de Seguridad porteño, fue directo: muchos delincuentes hoy aprovechan herramientas legales para moverse como si fueran simples vecinos. Y eso, según marcó, exige que el Estado trabaje más coordinado para que las normas no terminen siendo aliadas del delito.

El funcionario también invitó a la Provincia de Buenos Aires y a sus municipios a sumarse a este tipo de decisiones. Dijo que combatir el delito necesita que todos los niveles del Estado empujen para el mismo lado, porque las fronteras entre Ciudad y Provincia no existen para quienes salen a robar.

La idea general es clara: el que usa un vehículo para robar pierde privilegios. No se trata de castigos simbólicos ni anuncios vacíos, sino de poner límites concretos que afecten la capacidad real de moverse con comodidad mientras delinquen.

En los barrios muchos comentan que esta decisión llega en un momento justo, porque las motos vienen siendo protagonistas en muchísimos robos al paso. Y si bien no todos los motoqueros son delincuentes —la enorme mayoría trabaja y circula de manera honesta—, quienes sí lo hacen generan un clima de cansancio e inseguridad que se siente fuerte en la calle.

La medida, explican, no resuelve todo por sí sola, pero busca cerrarles caminos a quienes hacen del delito su rutina. Un registro dado de baja es un límite claro: no pueden circular legalmente, no pueden justificar su presencia en controles y quedan más expuestos a nuevas detenciones.

Muchos vecinos esperan que esto no quede solo en un anuncio y realmente se transforme en una práctica cotidiana entre las áreas del Gobierno porteño. Las calles necesitan acciones que se noten, no solo palabras, y esta podría ser una de esas medidas que impactan directamente en el día a día.

Con todo esto sobre la mesa, queda claro que la Ciudad intenta cortar la combinación “moto + delincuencia”, una fórmula que hace tiempo viene generando preocupación. Y si eso significa que quienes roban no puedan volver a manejar, muchos vecinos ven la medida como un paso firme en la dirección correcta.

Al final del día, lo que se busca es una cosa sencilla: que manejar vuelva a ser sinónimo de responsabilidad y no una herramienta para lastimar a otros. Y a juzgar por el clima en la calle, es algo que mucha gente viene esperando hace rato.

Resta ver cómo evoluciona esta política en el tiempo y si logra que quienes salían a robar en moto o auto lo piensen dos veces. Si se sostiene y se controla en serio, podría marcar un antes y un después en cómo se enfrenta este tipo de delitos.

Por ahora, los vecinos miran con atención, porque cualquier mejora que devuelva calma a las calles es bienvenida. Y más aún cuando se trata de cortar de raíz prácticas que ya cansaron a medio mundo.

En las próximas semanas, el foco estará puesto en ver cómo se instrumenta este intercambio entre Seguridad y la oficina que maneja las licencias. Si funciona como prometen, los que roban arriba de una moto ya no tendrán volante ni manubrio para seguir escapando.

Los más optimistas dicen que, con medidas así, las calles pueden recuperar un poco de ese clima tranquilo que se extraña. Otros son más cautos, pero coinciden en que vale la pena intentar cualquier herramienta que quite ventajas a quienes dañan a los demás.

El tiempo dirá si este nuevo paso trae resultados concretos, pero por lo pronto, la Ciudad envió un mensaje fuerte y sin rodeos: usar un vehículo para delinquir ya no saldrá gratis.

Con todo lo hablado, queda claro que esta decisión abre un nuevo frente para frenar delitos que complican la vida cotidiana. Y aunque la solución nunca es única, cada avance suma para que caminar o manejar vuelva a sentirse un poco más seguro.

Así, entre intercambio de datos, controles y decisiones firmes, la Ciudad apuesta a cortar un circuito delictivo que se venía repitiendo demasiado. Y eso, para muchos vecinos, ya es un alivio.

Habrá que seguir de cerca cómo evolucionan los números, porque cuando una medida pega en el corazón del delito, suelen verse cambios rápido. Ojalá sea el caso esta vez.

Por lo pronto, la decisión está tomada y el mensaje es claro: si robás usando un vehículo, ya no manejás más en la Ciudad. Punto final.

Y mientras los controles avanzan, los vecinos esperan que esta sea una de esas medidas que realmente se sienten en la calle. De esas que cambian hábitos y devuelven un pasito de tranquilidad.

 

Por Pablo L.