Luego de décadas de abandono, el histórico curso de agua recupera vida, uso y posibilidades para los vecinos
Una postal renovada: lanchas y recorridos donde antes había abandono
Después de muchos años de contaminación, el Riachuelo empieza a mostrar una cara distinta. Gracias a un trabajo sostenido de limpieza y saneamiento ambiental, volvió a ser navegable en ciertos tramos, y ya se realizan recorridos turísticos y traslados de vecinos en lanchas habilitadas.
El anuncio fue realizado por autoridades de la Ciudad junto a representantes de Acumar, en el marco de un operativo que incluyó limpieza de márgenes, remoción de residuos flotantes, retiro de embarcaciones abandonadas y tratamiento del agua.
En paralelo, se reacondicionaron muelles, se instalaron boyas y se reforzó la seguridad hídrica para garantizar las condiciones de navegabilidad. Hoy ya se puede recorrer el Riachuelo en lancha desde Puente Bosch hasta el Puente Transbordador Nicolás Avellaneda.
“Estamos recuperando un espacio histórico y simbólico para toda la Ciudad, que durante décadas estuvo olvidado y contaminado”, expresaron desde el Ministerio de Espacio Público.
De basural a corredor turístico, ecológico y comunitario
El regreso de la navegación es parte de un plan integral que busca transformar el Riachuelo en un eje urbano de uso público, sustentable y con valor cultural. Ya se habilitaron paseos guiados en lancha, experiencias educativas y recorridos con vecinos de la zona.
El operativo también implicó la puesta en valor de espacios ribereños, mejora de veredas, iluminación, bancos, señalética y estaciones de contemplación para disfrutar del paisaje y conocer su historia.
Uno de los objetivos centrales es que los vecinos puedan recuperar el vínculo con el agua, con su historia y con un entorno natural que parecía perdido. Por eso también se promueven talleres ambientales y actividades con escuelas y centros culturales de la zona.
Durante los recorridos es posible ver nuevas especies de aves, áreas con vegetación nativa recuperada y zonas donde el espejo de agua refleja nuevamente el cielo. Una imagen impensada años atrás.
Un esfuerzo conjunto con mirada a largo plazo
El trabajo fue articulado entre el Gobierno de la Ciudad, Acumar, Prefectura y distintas organizaciones territoriales. También se sumaron cooperativas que participaron de la limpieza, remoción de residuos y tareas de mantenimiento.
La limpieza fue acompañada por tareas de control de vuelcos industriales ilegales, monitoreo del agua y sanciones a empresas contaminantes. Parte del cambio visible hoy tiene que ver con esas acciones sostenidas.
Las autoridades informaron que el objetivo es consolidar un circuito fluvial estable y seguro, que permita integrar a los barrios cercanos y revalorizar un área histórica muchas veces estigmatizada.
Además, se está desarrollando un plan de infraestructura adicional para conectar las márgenes con bicisendas, espacios verdes y estaciones de recreación que sigan expandiendo el uso público del Riachuelo.
El agua como puente, no como límite
Vecinos de La Boca, Barracas, Villa Riachuelo, Nueva Pompeya y zonas del sur celebran el avance. Muchos recuerdan haber navegado en su infancia, y hoy vuelven a ver el agua como un espacio habitable, y no como algo que separa.
La reactivación de la navegabilidad no solo impacta en lo ambiental: también abre la puerta a nuevos proyectos culturales, económicos y turísticos en una zona con enorme potencial postergado.
La idea es clara: el Riachuelo no debe ser más un fondo oscuro, sino un frente activo, abierto, vivo y barrial. Un espacio para que la Ciudad se refleje y se reencuentre con su río más emblemático.