Sonrisas, enojos, enchastres, sorpresa y miles de expresiones quedan inmortalizadas en las mil y una fotos de los bebés de la era digital. Pero ahora el último éxito fotográfico familiar tiene sabor a torta: se llama cake smash y se trata de una sesión donde bebé y pastel son protagonistas.
La fotógrafa Natalia Delgadillo, titular de ND Fotografías, explicó que las fotografías se realizan, en general, para festejar el primer cumpleaños del niño. “Se les permite explorar y jugar con su primera torta retratando, mientras tanto, las distintas reacciones del agasajado, que se encuentra con nuevas sensaciones, sabores y texturas”, aseguró. La profesional que desde 2016 ofrece este servicio explicó que “por lo general se hacen antes de festejo del cumple, para poder usarlas en souvenirs, invitaciones y decoración del salón”.
Así, de un tiempo a esta parte es cada vez más común ver en eventos, redes sociales o tarjetas la imagen de un nene cubierto de cremas de todos colores. En el caso de Natalia, el 70% de los trabajos que se realizan en su estudio son de este tipo. Para ello utiliza tortas de bizcochuelo esponjoso, sin relleno y decoradas con crema sin demasiada azúcar. “Todo es comestible. Por este motivo, es importante que los papás me avisen si existiera algún tipo de alergia en el bebé, para poder tomar los recaudos necesarios”, aclaró.
Al tratarse de niños pequeños, uno de los puntos más importantes para mamás y papás -también para la fotógrafa, según comentó- es no presionar a los bebés a hacer algo que no quieran. Delgadillo consideró que para que esto suceda y salga bien el secreto es un combo de “paciencia y amor”. “La idea es que ellos disfruten también, no me gusta obligarlos a nada para que quede una linda foto. Mi estilo es más natural y real”.
¿Y cómo se realiza esta sesión?, ¿cómo se contiene a un niño ante tremenda tentación? La táctica de Natalia es empezar con fotos familiares, “para que los bebés vayan sintiéndose cómodos con el entorno del estudio”. Entonces, de a poco, los padres van saliendo de escena para comenzar con los retratos individuales. “Si entre foto y foto empiezan a sentirse molestos, nos tomamos un descansito para que tome la teta, reciba unos mimos y juguemos un rato para luego, de mejor humor, seguir con la etapa final: la llegada de la torta”, sostuvo la fotógrafa.
La reacción de cada chico es distinta. Según la profesional “hay bebés que se tiran encima ni bien la ven, hay otros que se quedan mirándola sorprendidos u observando a sus papás buscando la aprobación para tocarla. Y también hay a quienes no les gusta para nada o no se quieren ensuciar”. En ese sentido, destacó: “Si a algún bebé no le gusta la torta, no los obligo a seguir. Previamente hicimos un montón de fotos familiares e individuales de ellos sin la torta para que, pase lo que pase, los papás puedan llevarse un buen surtido de fotos, inclusive aquellas en las que aparece la torta intacta”.