El empate postrero, ese gol que llegó con el olfato de la contundencia de Darío Cvitanich, es un premio al esfuerzo. Un punto que vale oro en la pelea por el campeonato. Por cómo se desarrolló el partido, porque Defensa y Justicia no claudica y porque estuvo a un puñado de minutos de perder, Racing deberá valorar el resultado. El rendimiento, en cambio, dejó muchas incógnitas.
Lo esperado no pasó. Por el contrario, Colón le movió la alfombra a Racing y lo hizo caer. Aunque primero lo sacudió, lo aturdió estratégicamente, lo anuló. Lo hizo bloqueando los receptores del preciso Marcelo Díaz.
Ni Neri Cardozo, ni Guillermo Fernández, ni Matías Zaracho, ni Darío Cvitanich, ni Lisandro López. Ninguno. El circuito comenzaba entre los centrales y moría en el chileno.
El resto era devorado por la concentración defensiva del local y un esquema lúcido que armó la dupla Goux-Bonaveri. Dibujo y nombres que no eran los mismos que dejaron entrever en la semana.
Racing intentó pero siempre estuvo incómodo en esa primera mitad. Tanto que hasta Cardozo metió un codazo artero sobre Fernando Zuqui en la mitad de la cancha. Seis minutos iban, nada más. Debió haberlo expulsado Baliño. Sólo lo amonestó.
Los ademanes de Coudet lo expresaban todo. Pedía que, ante la imposibilidad de profundizar, el que llegase a tres cuartos de campo por las bandas tire el roscazo para los delanteros. Pero eso exponía cierta desesperación también ¿Qué le pasaba a sus jugadores? Licha también se sumaba y exigía rapidez en la transición del mediocampo. Algo que en esos primeros minutos nunca pasó.
En Colón, Cristian Esparza estaba listo para picar en cada contraataque y el colombiano Wilson Morelo estaba dispuesto a chocar con los centrales para generarse un espacio.
La locura del Chacho tenía argumentos. Su equipo era doblegado en intensidad, eso que físicamente Colón no parece estar a la altura de cualquier equipo de la Superliga.
Lo esperado no pasaba y los minutos transcurrían sin algo que salga del molde propuesto por Colón. Los 5 mil hinchas de la Academia también recibían malas señales.
Y a los 30, Mena se lo llevó puesto a Morelo dentro del área y Baliño marcó la infracción y el colombiano materializó una ventaja justa hasta ese momento.
Para el complemento, Augusto Solari ingresó por Cardozo para explotar el lateral derecho del ataque de Racing, el sector que más utilizó el sabalero para llevar peligro.
Hubo otro Racing en el segundo tiempo. Solari dinamizó el mediocampo y Colón comenzó lentamente a replegarse, quizá por esa falta física que heredó de Comesaña.
Entraron más en sintonía Fernández y Zaracho, aunque la desesperación les iba ganando de a poco, con el correr del reloj. A los 26, Lisandro López se hizo el hueco y puso a revolcar a Burián, la primera chance clara del partido. Mucho tiempo para el aspirante al título.
A diez minutos del final, Colón le puso el micro. El defensor Andrés Cadavid por el delantero Morelo. Y a esa altura el partido se había picado por la inoperancia de Baliño. Estaba abierto: para el empate de Racing o el segundo de Colón. Y llegó el gol de Cvitanich, uno de esos que se parece mucho a algo más que un simple empate.