Roberto Lavagna jugó una carta brava. Renegó de los modos de Sergio Massa, lo acusó de “partidista” y, en una coreografía osada, planteó distancia porque está en “un proyecto distinto”.Hasta acá, el economista repetía en público y privado que no nada haría contra Massa. La tregua se astilló. Aunque en la mesa chica lavagnista lo minimizan, fue un brote luego de que el tigrense reclamó primarias.
El martes, en su relanzamiento presidencial, Massa dijo que las listas de Alternativa Federal (AF) deben resolverse vía PASO, metralla tele dirigida a Lavagna que milita el formato del consenso.
“El acuerdo (con Massa) se va desdibujando”, alertó Lavagna. “Uno es de una interna de un sector de un justicialismo; el otro, en el que estoy trabajando, es formar consensos para gobernar”, dividió la cancha el ex ministro.
Redobló. “Imagínese una interna del justicialismo que después se da vuelta e intenta imponerle el candidato que se eligió en esa interna al resto de los sectores, como radicales y socialistas”.
Hay una breve protohistoria. El viernes pasado, Marco Lavagna y Rodolfo Gil, cancilleres del economista, estuvieron en una juntada de AF, mesa donde se sientan delegados de Massa, Miguel Angel Pichetto y Juan Manuel Urtubey, además de referentes provinciales.
El hecho fue leído de manera lineal: Lavagna empezó a moverse como postulante autónomo. En la charla se tocó el punto crítico de las PASO. “Roberto quiere poner un paraguas sobre el tema candidatos, otros no”, dijo a Clarín un lavagnista.
El miércoles a la noche, en una cena con intendentes del PJ bonaerense, Massa dijo que su impresión era que Lavagna no llegará a ser candidato. Le hablaron de una potencial candidatura a gobernador: “Muchachos, soy candidato a presidente”, contestó el tigrense.
A esa hora, en un hotel porteño, se juntó la mesa de Alternativa Federal. Hubo enviados de todos los grupos menos del lavagnismo. Se tradujo, entre los presentes, como una queja por el discurso de Massa.
Horas después, por radio, el tigrense habló. “Es tiempo de sumar para ganarle a Macri. Tolerar opiniones distintas, crecer en la diversidad y construir una nueva mayoria”.
A su lado, para no romper puentes, hablaban del “enorme activo que son Roberto y Marco” para Alternativa Federal. Diego Bossio, jefe de campaña de Massa, lo sintetizó: “Massa y Lavagna van a estar en el mismo espacio”. En la otra orilla, al lado del ex ministro recitaron la misma poesía. “Puede haber algún chisporroteo pero al final van a confluir”.
El ruido no es la confluencia sino cómo se ordena el espacio. El massismo cree que la espuma Lavagna bajó mientras éste mueve, día a dia, alguna pieza que lo certifica como candidato.
En unos días se mudará de sus oficinas históricas sobre Carlos Pellegrini a un búnker más grande. Dio otro paso en esa dirección: bendijo a Leonardo Madcur, que fue secretario de Coordinación Económica durante su gestión ministerial, para que coordine los equipos económicos.
Y un tercer dato táctico. Un equipo externo empezó a trabajar sobre uno de los flancos más débiles del economista, el desconocimiento que existe en los sectores sub 30 sobre la existencia y el desempeño del ex ministro durante el gobierno de Néstor Kirchner.
A ese universo se lo aborda, básicamente, vía redes sociales y según confiaron desde el entorno del economista, se está trabajando un esquema para “acercar” a Lavagna a ese universo electoral.