El Xeneize no pudo en Brasil.
Parece ser que la séptima está maldita, ya que Boca cayó por 2 a 1 ante Fluminense, quién se coronó por primera vez en el certamen.
Boca no pudo y cayó ante Fluminense. El Xeneize se desconoció totalmente en el Maracaná y poco hizo valer el esfuerzo de miles de bosteros que viajaron a Río de Janeiro a buscar esa séptima Copa Libertadores de América que tan maldita está.
No tuvo un buen primer tiempo el equipo de Jorge Almirón, que recibió el típico gol del rival con el siempre letal Germán Cano como verdugo. Le faltó respuesta, inteligencia y sobre todo algo de amor propio, que pareció recuperar en la segunda parte.
Fue la mejor versión de Boca en el partido, con un Fluminense que parecía estar pensando en los festejos. Aunque sin juego claro, con un Edinson Cavani desaparecido y un Valentín Barco perdido y nervioso, encontró en Luis Advincula el tan ansiado empate. El partido no dio para más, por lo que todo fue al tiempo extra.
Allí, los brasileños demostraron su habilidad y el polémico Kennedy fue quien aprovechó una gran jugada colectiva para poner la ventaja. Eso sí, el festejo le salió caro, ya que fue expulsado por Wilmar Roldán.
Boca luego fue lo que pudo, con más nervios que fútbol, y Fluminense se refugió. Más preocupados por buscar un penal que el arco rival, una de esas protestas tuvo otro papelón de Frank Fabra en un partido importante. El colombiano se hizo expulsar de manera torpe y arruinó toda la ventaja de cara a buscar el empate.
El mismo no llegó, porque Boca cayó ante Fluminense y la séptima Copa Libertadores de América está maldita, no se nos da. No parece haber receta para romper con eso, porque otra vez nos quedamos en las puerta, aunque lejos de merecerlo, porque algo faltó ¿Qué? Eso deberá resolverlo puertas adentro.