La presencia del presidente de Ucrania marca un giro geopolítico en la asunción del nuevo mandatario argentino

Una ceremonia cargada de señales internacionales, ausencias significativas y apuestas diplomáticas

La Argentina inicia una nueva etapa política con la asunción de Javier Milei como presidente, en una ceremonia que trasciende lo institucional y se proyecta como un evento de alcance global. Uno de los datos más relevantes es la presencia del presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, como invitado especial, lo que imprime un fuerte tono geopolítico al inicio del nuevo gobierno. La llegada de Zelensky, líder de un país en guerra y símbolo de resistencia frente a la invasión rusa, no solo genera impacto mediático, sino que también marca una toma de posición explícita del flamante presidente argentino. En un contexto internacional convulsionado, su presencia en Buenos Aires simboliza una redefinición del mapa de alianzas y prioridades exteriores de la Argentina.

Un realineamiento en las relaciones internacionales

El acto de asunción no solo refleja un traspaso de mando, sino también una decisión estratégica en política exterior. Milei ha optado por excluir de la ceremonia a los líderes de regímenes considerados autoritarios, como los de Cuba, Venezuela, Nicaragua e Irán, dando señales claras de su posicionamiento ideológico. Esta postura se complementa con su viaje exprés a Estados Unidos antes de asumir, en el que estrechó vínculos con la administración de Joe Biden. Según fuentes diplomáticas, uno de los puntos centrales del encuentro fue el interés estadounidense en los recursos estratégicos argentinos, en particular el litio, que hoy juega un rol clave en la transición energética global.

“Queremos una Argentina alineada con las democracias liberales del mundo, con reglas claras y respeto a los derechos humanos”, dijo Milei días antes de asumir, en una entrevista televisiva.

Brasil: entre la distancia política y la cercanía económica

Uno de los escenarios más complejos será el de la relación con Brasil. Si bien se prevé la presencia de una delegación encabezada por Jair Bolsonaro, la ausencia del actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, anticipa un vínculo tenso. Las diferencias ideológicas entre ambos gobiernos podrían condicionar el diálogo político, aunque los lazos comerciales seguirán siendo imprescindibles para ambos países.

Una nueva voz en organismos internacionales

Milei también ha anunciado un cambio profundo en la postura argentina ante los organismos multilaterales. Planea retirar al país de los BRICS (bloque integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), tomar distancia de las dictaduras regionales en la OEA y reforzar el apoyo a Ucrania. Este alineamiento con los países occidentales y su política de defensa de las democracias liberales representa un cambio de paradigma respecto a gobiernos anteriores.

Tensiones regionales a la vista

La asunción también servirá como termómetro de las tensiones regionales. Están invitados líderes como Luis Arce (Bolivia), Gabriel Boric (Chile) y Gustavo Petro (Colombia), quienes han mostrado visiones diferentes en cuanto al rol de las democracias, la economía de mercado y la situación en países como Venezuela y Nicaragua. Las fricciones podrían aflorar durante los actos oficiales o en los posicionamientos posteriores de los gobiernos.

Apoyo a Israel y vínculos religiosos

Otro de los puntos centrales en la nueva política exterior es el respaldo total a Israel, una postura que Milei ya había expresado durante la campaña. Se espera la participación de delegaciones israelíes, lo que confirmaría este nuevo vínculo privilegiado. Además, estarán presentes autoridades religiosas, como el arzobispo Alberto Ortega Martín, enviado especial del papa Francisco, y el rey Felipe VI de España, quien representará a la monarquía ibérica. Cabe destacar que Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, enviará una representación de menor rango, reflejo de diferencias ideológicas que podrían enfriar los vínculos bilaterales.

Una asunción con mensaje geopolítico

Con el foco puesto en la defensa de la libertad, la economía de mercado y las alianzas con democracias liberales, la asunción de Javier Milei no es una ceremonia más. Es un acto fundacional de una nueva política exterior que despeja dudas sobre neutralidades y reafirma alineamientos internacionales, con Zelensky como símbolo visible de esta transformación. En ese contexto, la Ciudad de Buenos Aires será testigo de una asunción presidencial con fuerte presencia internacional, tensiones diplomáticas y apuestas estratégicas, marcando un nuevo capítulo para el país en el escenario global.

Por Pablo L.