A 111 años del primer viaje subterráneo, el sistema de pago en el subte suma nuevas opciones: tarjetas bancarias y celulares con NFC, sin dejar atrás la SUBE
Una historia que empezó con papel picado y molinetes de madera
El 1° de diciembre de 1913, Buenos Aires inauguraba su red de subterráneos, la primera de Iberoamérica. Ese día, 170 mil pasajeros hicieron historia viajando en la flamante línea que unía Plaza Miserere con Plaza de Mayo. Para acceder, debían comprar un boleto de papel, numerado, que se perforaba manualmente al ingresar y debía mostrarse al salir.
Así comenzó una larga historia de formas de pago, que pasó por papeles, cospeles, tarjetas con banda magnética y tarjetas sin contacto. Y ahora, se prepara para sumar una nueva etapa: el pago con tarjetas bancarias y celulares.
Desde el 1° de diciembre de 2024, exactamente 111 años después de aquel primer viaje, los usuarios del subte podrán abonar también con tarjeta de débito, crédito o teléfonos con tecnología NFC, manteniendo la SUBE como opción vigente.
El cospel: entre fichas, botones y alguna trampa
La era del boleto picado duró casi 40 años, hasta que en 1962 aparecieron los molinetes automáticos y el cospel se convirtió en el nuevo protagonista. Se trataba de una ficha metálica que se compraba en boleterías y permitía el acceso rápido al subte.
Durante más de tres décadas, los cospeles convivieron con anécdotas de todo tipo: pasajeros que intentaban engañar al molinete con botones, chapitas, dijes y hasta monedas extranjeras. Aun así, el sistema se mantuvo firme, con boleterías activas y guardias que vigilaban el acceso.
Muchos de estos objetos hoy se conservan en el Laboratorio Patrimonial Centenera, ubicado en Caballito, que abre sus puertas el último sábado de cada mes. Allí puede verse un molinete antiguo abierto, una boletería original y cospeles auténticos que marcaron época.
“Durante más de 30 años funcionaron los cospeles. A la noche se recogían junto con los objetos que usaban los pasajeros para evadir el sistema”, cuenta Javier Ibáñez, presidente de SBASE.
La llegada de la Subtepass y el paso a la SUBE
Con el cambio de siglo llegaron nuevas tecnologías. En el año 2000 apareció la Subtepass, una tarjeta descartable con banda magnética que ofrecía distintos valores según la cantidad de viajes. Incluso algunas traían promociones de películas de cine.
Más tarde, se implementaron las tarjetas sin contacto, como la SUBE, que aún hoy se mantiene como el principal medio de pago para el transporte público. Su ventaja no es solo práctica: permite conocer los hábitos de los usuarios y planificar mejor los servicios.
“Sabemos cuánta gente viaja y en qué estaciones. Esa información sirve para diseñar una mejor red de transporte”, explica Ibáñez.
Aunque la Subtepass todavía está habilitada para jubilados y beneficiarios del abono social, en diciembre dejará de usarse definitivamente al reemplazarse los últimos molinetes que la aceptan.
El futuro ya está en marcha: pago con tarjeta o celular
A partir del 1° de diciembre de 2024, viajar en subte será todavía más simple. Se podrá pagar directamente con una tarjeta bancaria o con el celular, sin necesidad de cargar la SUBE. Esta opción estará disponible para tarjetas de todos los bancos que tengan tecnología sin contacto.
La medida busca facilitar el acceso al transporte, especialmente a turistas y usuarios ocasionales. No será necesario tener una tarjeta SUBE para viajar: bastará con apoyar el celular o la tarjeta en el nuevo lector del molinete.
La modernización no solo apunta a la comodidad, sino también a la inclusión digital y a ofrecer más opciones de pago para distintos tipos de pasajeros. Todo sin reemplazar la SUBE, que seguirá funcionando como hasta ahora.
De los vales promocionales de 1913 al pago sin contacto de 2024, la historia del subte porteño es también una historia de cómo viajamos, cómo pagamos y cómo evolucionamos.