A Gustavo Adolfo Calabretta lo mataron hace 8 meses de un balazo en la cabeza cuando volvía de comprar el diario. En las últimas horas, el fiscal Marcelo Roma detuvo al presunto asesino, que resultó ser un ex PFA
Jueves 20 de octubre de 2022, a las 5.35. Adolfo Gustavo Calabretta, de 76 años, termina de estacionar su auto en la calle Tabaré del barrio porteño de Villa Soldati y se baja. Recién llega de comprar el diario. Todo lo hace con tranquilidad. No se imagina lo que está por suceder. Un hombre corpulento se le acerca y, sin mediar palabra, extrae una pistola y lo ejecuta de un disparo en la cara. El homicida se da media vuelta y regresa sobre sus pasos tranquilamente hasta subirse a un auto y desaparecer.
Esta horrible secuencia, ocurrida hace casi 8 meses, fue el comienzo de una investigación que derivó en la detención de Jorge José de los Hoyos (52).Se trata, ni más ni menos,que de un ex efectivo de la Policía Federal Argentina que revistió durante años en la provincia de Entre Ríos.
La hipótesis que manejan los investigadores es macabra y no se ve con frecuencia en la Ciudad: creen que De los Hoyos, luego de dejar la fuerza, se convirtió en un asesino a sueldo y mató a Calabretta por encargo.
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La historia que se descubrió luego de la detención, genera espanto. Para los investigadores, encabezados por el fiscal Marcelo Roma, no hay dudas de que De los Hoyos es el posible asesino de Calabretta. Sin embargo, encontrarlo no fue sencillo. A pesar de los muchos elementos con los que contaba el fiscal y la División Homicidios de la Policía de la Ciudad, el hombre se convirtió en un fantasma y no aparecía por ningún lado.
El primer paso que dio Roma en el camino para atrapar al asesino comenzó con las cámaras de seguridad privadas. Allí se topó con una que mostraba la escena completa. El ángulo y la calidad del video no podían ser mejores. Infobae publicó, en exclusiva, esas imágenes el 24 de noviembre pasado. “Fueron claves porque se ve absolutamente toda la secuencia, pero, sobre todo, porque pudimos observar que el asesino era un hombre corpulento”, explica una fuente del caso.
Luego de esto, llegó la identificación del vehículo utilizado por el asesino para escapar. La División Homicidios realizó un minucioso trabajo, basado en el Anillo Digital que lee patentes, para poder establecer el dominio del coche. “Lo que se determinó es que el auto, un Fiat Siena, no tenía ningún tipo de impedimento para circular ni orden de restricción. No era tampoco un auto mellizo. Algo extraño”.
Insólitamente, el auto estaba a nombre de De los Hoyos. ¿Pudo un asesino a sueldo cometer el error de ir a matar con su propio auto? Parece imposible, pero, al parecer, sucedió.
Los investigadores comenzaron a buscar fotografías del dueño del auto y todas coincidían con la persona que se veía en el video del asesinato. Las características del rostro, su corpulencia y algunos rasgos particulares. Entonces, comenzó la búsqueda.
Mientras tanto, en paralelo, la Justicia reconstruyó también la secuencia previa a lo que se ve en el video. Calabretta salió de su casa cerca de las 5.15 para ir a comprar el diario en su coche, como hacía todas las mañanas. El seguimiento de cámaras que confeccionó la Policía de la Ciudad muestra que un vehículo sigue el trayecto de la futura víctima a una distancia prudencial. Es el auto del homicida. Luego, se desencadena el asesinato que quedó registrado en las imágenes.
“Evidentemente De los Hoyos había hecho algún trabajo de inteligencia previo. Por eso sabía que la víctima iba a estar a esa hora en la calle. Según contó su familia, era un hombre muy metódico y que solía despertarse temprano para salir a comprar el diario”, detalla una fuente de la investigación.
Calabretta vivía solo en su casa de Villa Soldati y estaba jubilado, aunque seguía al frente de su negocio de compra y venta de máquinas de imprenta. Fue su hijo Alejandro quien relató a la prensa, y también a la Justicia, que su padre recibía constantes amenazas y pedidos para que abone un dinero que adeudaba.
“Yo tenía diferencias comerciales con mi viejo. Por eso me alejé. Una de las razones por las que me fui fue porque pensé que podía llegar a pasar algo de esto, porque hace dos meses que lo amenazaban por teléfono”, señaló Alejandro.
Efectivamente, en el expediente quedó asentado que la víctima era un hombre que poseía una importante cantidad de deudas. Tenía muchos acreedores que buscaban cobrar su dinero, en algunos casos, de manera desesperada.
Esa mañana del 20 de octubre pasado, cuando recién el cuerpo había sido encontrado, los policías ingresaron a la casa del jubilado donde hallaron su teléfono celular. Lo había dejado cuando salió a la madrugada a comprar el diario con su auto. El hijo fue el que facilitó la investigación cuando desbloqueó el aparato.
En un primer vistazo observaron que en el celular había varios mensajes y audios de personas que le reclamaban dinero. En particular, encontraron un contacto que era el más insistente y que, en lugar de ser agendado con un nombre y un apellido, estaba rotulado como “El boludo”.
“Para buscarlo, De los Hoyos fue muy escurridizo, siempre llegábamos tarde. Se movía muy bien. Tenía conocimientos de por dónde lo podíamos buscar”, relata un policía que participó de la búsqueda.
El prófugo se había convertido en una presa difícil, pero sucedió algo inesperado. Una mañana, hace algunas semanas, tocó la puerta de la fiscalía del doctor Roma un hombre que pidió hablar con el fiscal. Esa persona dijo que había visto en Infobae el video del fusilamiento, que conocía al asesino y que quería aportar datos. La Justicia lo escuchó, y fue la punta del ovillo para encontrar al asesino.
El testigo contó que, efectivamente, De los Hoyos era un asesino a sueldo y que, en algún contacto que tuvo con él, confesó el error que cometió al haber ido con su propio vehículo a realizar el “trabajo”. Además, el testigo aportó direcciones. En uno de esos domicilios, brindado por el testigo, en la localidad bonaerense de Ciudadela, el sospechoso fue capturado. Tenía en su poder un DNI falsificado.
En su declaración indagatoria, llevada adelante el pasado 2 de junio, el detenido se limitó a decir: “Por el momento, no voy a declarar”. Fueron sus únicas palabras.
Ahora, para el fiscal Roma falta una pieza fundamental, un eslabón que podría llevar a una o más detenciones. Si, efectivamente, De los Hoyos es un asesino a sueldo, como declaró el testigo que lo entregó. ¿Quién lo contrató para matar a Calabretta? Y, sobre todo, ¿Por qué?