“No podemos negar que el contexto económico afecta el ánimo de todos los ciudadanos”. Atilio Benedetti, candidato a gobernador de Cambiemos en Entre Rios, le puso nombre a su mal desempeño de este domingo: crisis económica.
Benedetti quedó casi 25 puntos debajo del peronista Gustavo Bordet. Juntó 219.447 votos, 220 mil menos que los que consiguió el 22 de octubre de 2017, cuando ganó la legislativa.
En aquel turno, montado a la polarización que irradió Cristina Kirchner en Buenos Aires, Benedetti tuvo 53 puntos, el mejor score de Cambiemos en el geografía nacional: acumuló 437.962 votos.
La comparación es dramática para Cambiemos. Más aún porque Mauricio Macri se metió en la campaña: viajó a Gualeguaychú, donde gobierna Martín Piaggio, un peronista K, que sacó 52 mientras el macrista Javier Melchiori arañó los 20. Cuatro años atrás, Piaggio ganó la intendencia por apenas 210 votos. Ahora ganó por 17 mil.
La cuenta de la Casa Rosada es otra: apuntan que 2017 fue la cresta de la ola electoral y el derrotero de votaciones del 2019 -perdidoso- se debe comparar con el 2015.
Marcos Peña apaga los temores de los dirigentes que lo visitan -y le muestran encuestas temibles-, con un mantra: Macri retiene el 24% de votantes de la PASO de aquel año, y crece a 30% de los entonces votantes de Ernesto Sanz y Elisa Carrió.
En el peronismo, tras el triunfo de Bordet, magnifican el fanatismo por la unidad. Cristina Kirchner se convirtió, un poco en defensa propia, en promotora de la oferta única PJ.
En la Casa Rosada, el objetivo es simple: las elecciones provinciales como previa nacional, permiten el cálculo de que Macri está entre los dos candidatos más votados. En criollo: que logra entrar en el balotaje y enterrar la tesis 2003 de dos peronismos como marcas más votadas.
Hay una numerología que nutre la teoría Peña: en las elecciones de 2019, Cambiemos se mueve, aun a la baja, en un ratio de resultados parecidos a los de 2015. Con esa matemática parcial se defiende la competitividad de Macri.
En Neuquén, Horario “Pechi” Quiroga obtuvo 21 puntos -70.500 votos- en el 2015 contra 15% de este año. En Río Negro, Lorena Matzen obtuvo 5,66% mientras en 2015, el radical Horacio Massaccesi sacó 3,1%.
En Chubut, en las PASO de cuatro años atrás, los candidatos de Cambiemos acumularon 15,61% -mientras que en marzo pasado, Gustavo Menna, logró el 14,48%.
La Patagonia es, dicen en el PRO, una zona políticamente fría para Macri: tiene altos niveles de rechazo -tarifazos y comentarios del Presidente potenciaron ese rechazo- y no fue, ya en 2015, un territorio amigable.
El menú argumental macrista sigue un caminito: minimizar las derrotas propias, maximizar las derrotas ajenas y naturalizar los triunfos de oficialismos locales que, dice uno, “confirmar el statu quo”.
En San Juan, aunque nadie llevó su marca ni su nombre, Martín Turcumán -que fue Cambiemos en 2015- cayó 5 puntos -dos ex cambiemitas sumaron, aparte, 2 puntos- y en Entre Ríos, Benedetti juntó 33,6 contra los 36,5 de Alfredo De Angeli.
Jaime Durán Barba, cuenta un dirigente bonaerense, prefiere arrancar sin ser el preferido: Larreta contra Michetti, Macri a principios de 2015, Vidal en Buenos Aires y Bullrich en 2017 son casos testigo.