Con una transformación progresiva que demandó seis años y que renovó en su totalidad el alumbrado público porteño, Buenos Aires se declara una Ciudad 100% LED. Sus calles, avenidas, plazas, parques y peatonales ahora cuentan con una iluminación que permite reducir hasta un 50% el consumo energético.
A la vista, la imagen más significativa queda reservada para las alturas. El Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad distribuyó fotos tomadas desde un avión y un helicóptero, en las que la avenida General Paz se percibe como un límite entre dos mapas lumínicos bien diferenciados. Las incandescentes que todavía priman en el Gran Buenos Aires le aportan calidez a la foto, pero contaminación y gastos de mantenimiento más elevados a los distritos. Mientras que la tonalidad fría que caracteriza a las LED son sinónimo de ahorro y larga duración.
“Con el reemplazo de las luces convencionales por tecnología LED ahorramos más del 50% del consumo eléctrico y redujimos la emisión de gases, lo cual nos acerca a nuestro objetivo de tener una Ciudad más sustentable”, expresó el ministro de Ambiente y Espacio Público porteño, Eduardo Macchiavelli.
En detalle, actualmente se ahorran 85.000 MW al año, equivalentes al uso energético anual de 25.300 hogares, y se emiten 44.000 toneladas anuales menos de CO2.
En total, son más de 160.000 luces LED las que actualmente alumbran Buenos Aires, y se apunta a que antes de fin de año lleguen a 165.000. A su vez, durante estos seis años de recambio también se sumaron recursos al parque lumínico, incorporando 40.000 nuevas luminarias, todas LED, para lo que también fue necesario realizar obras de infraestructura que permitieran sumar columnas y luces en áreas deficientes. Así, entre 2016 y 2019 se logró mejorar la iluminación en el 25% de la Ciudad.
Otro de los puntos que hacen a la renovación es el actual sistema de telegestión con el que se monitorea el alumbrado público porteño. Se trata de un tablero de control centralizado desde el que es posible vigilar el funcionamiento, subir o bajar la intensidad de cada luz de manera individual, detectar fallas y programar reemplazos y tareas de mantenimiento. De esta manera se logró optimizar los tiempos de reparación, a la vez que el encendido y apagado de las luminarias ahora se define en base a un calendario regido por la salida y la puesta del sol.
Tonalizar los monumentos y fachadas más icónicas de la Ciudad en fechas patrias, o para adherirse a campañas de concientización, es también un ingrediente que se incorporó con el avance de la tecnología LED, y que también responde a la telegestión. Es mediante este sistema que se puede programar de forma remota y anticipada la iluminación temática de distintas superficies, variando a gusto y necesidades la intensidad y el color.
El Obelisco, el Cabildo, el Planetario, el Puente de la Mujer, el Monumento a los Españoles o el frente de la Usina del Arte son algunos ejemplos de cómo la luz también puede acompañar causas y celebraciones.