Con varias ausencias, el equipo de Almirón igualó 1-1 ante el Grana y rescató un punto en la Bombonera.
Con suspenso, en el momento de mayor tensión, cuando más fuerte tronaba en la Bombonera ese grito de disconformidad, el “movete, xeneize, movete, dejá de joder”. Justo llegó el pase de Alan Varela, el centro de Pol Fernández y el gol de Darío Benedetto que los hinchas celebraron con delay. Será casi lo único que podrá rescatar Boca, un empate que a esa altura era difícil de imaginar el bajísimo nivel individual y colectivo. Así y todo, pudo ganarlo en el minuto final, cuando cabeceó Luis Vázquez y Lucas Acosta atrapó la última pelota con una gran volada.
Lanús no pudo sostener la ganancia que consiguió en el desenlace del primer tiempo. Jugó un gran partido su bloque defensivo. Se destacaron su arquero, los centrales Felipe Aguilar y Cristian Lema y Tomás Belmonte. La genialidad de Varela, la asistencia de Pol y el oportunismo del Pipa lo dejaron sin dos puntos valiosos.
La última jugada del primer tiempo, ese cabezazo goleador de Leandro Díaz, fue una muestra gratis de lo que ofrecieron esos cuarenta y cinco minutos, pero también gran parte del partido. Fue una pérdida de Cristian Medina, una de las tantas que Boca tuvo en esa etapa.
Es cierto que lo presionaron Matías Esquivel y Juan Sánchez Miño, quien terminó lanzando el centro para la cabeza del tucumano; también, que no se trató de un error no forzado. Sin embargo, fue una constante. El equipo de Jorge Almirón regaló demasiadas pelotas en la salida.
Hubo un cambio sustancial para afrontar este duelo con los granates. Ante la gran cantidad de bajas (nueve en total, con la excepción de Marcelo Weigandt, expulsado contra Arsenal), el técnico cambió el esquema y el estilo. El 4-3-3 le dio paso al 4-2-3-1 en el que Medina y Equi Fernández fueron los volantes centrales y Oscar Romero un enganche. Pol Fernández y Juan Ramírez jugaron como internos y liberaron los carriles para Facundo Roncaglia y Valentín Barco. No obstante, se soltaron pocas veces los laterales. Y el que mayor cantidad de veces se proyectó fue el pibe de 18 años.
Boca ostentó la tenencia, un sello desde que arribó Almirón, pero fue lento y acumuló pases. Fueron 349 en el período inicial, casi el triple de los que necesitó Lanús para llegar a las inmediaciones de García. Y aunque estuvieron precisos en la entrega, pocos fueron determinantes. Posesión sin explosión no se traduce en gol.
Cuando fue profundo, generó peligro. Barco habilitó a Benedetto, que desarticuló a Cristian Lema pero se encontró con un cruce notable de Sánchez Miño al momento de la definición. El propio colorado cambió de frente para Pol Fernández y del centro del capitán xeneize llegó un cabezazo de Romero que tapó Lucas Acosta a puro reflejo. Y en el final, un instante antes del gol visitante, Equi metió un pase frontal que Medina no alcanzó a controlar cuando quedó de frente al arquero visitante.
Lanús llegó a orillas del Riachuelo con la intención de siempre. A bordo de un 4-3-3 que se repliega en 4-5-1 y que no reniega de la intensidad para recuperar la pelota. Estuvo muy activo Raúl Loaiza en este ítem. Esquivel gestó un buen circuito con Franco Orozco y también produjo situaciones, dicho está, por las deficiencias defensivas de Boca. La más clara fue un tiro de Belmonte de media distancia que tapó Javier García.
En el segundo tiempo, Boca salió con mayor decisión a buscar el partido. Ya sin Bruno Valdez y con la presencia de Aaron Anselmino en el fondo. Un joven central de 18 años que tuvo una tarea impecable. Cuando Lanús profundizó, anticipó. Y le dio más seguridad al fondo que el resto de sus compañeros.
Acosta tapó un tiro libre de Oscar Romero en el arranque del complemento. Sin embargo, el dominio territorial y la tenencia de Boca no bastaban para lastimar a Lanús, que peleó las divididas y se corporizó en un rival incómodo con el ingreso de Julián Fernández para dar batalla en el mediocampo.
Fue tan desangelado Juan Ramírez, que ingresó Brayan Cortés. Boca terminó jugando con el piberío. Y Lema casi marca el segundo tras un córner de Esquivel, pero García tapó con esfuerzo.
Hasta que llegó el gol, que necesitó la aprobación del VAR. Condicionado por tantos soldados caídos y por el contexto del partido, Boca deberá valorar la igualdad.